Flow es una película en la que su director, Gints Zilbalodis, sintetiza la poética de la naturaleza para perseguir aquel cine animado sobre animales de los últimos años que funciona, en clave alegórica, como una herramienta discursiva para hablar de los temas actuales que suscitan la paranoia de ciertos grupos políticos radicales europeos como el cambio climático, la inclusión y la diversidad, en una sociedad que al parecer ha condenado a unos cuantos al sufrimiento de la exclusión. Mi acercamiento a ella me indujo a pensar que iba a encontrar una de esas joyas ocultas del poco cine de Letonia que llega a estos lugares. Lo que encuentro, sin embargo, me distancia de la opinión de la manada. Es una película animada que goza de un diseño de animación notable en sus escenarios naturalistas, pero cuya narrativa, desafortunadamente, navega en círculos por una trama aburrida, facilona y repetitiva que permanece hundida en clichés mientras se esclarece su discurso sobre la amistad, el medioambiente y el valor de la camaradería.
El argumento, carente de diálogos, se sitúa en un entorno natural luego de una catástrofe medioambiental y sigue la odisea de un gato negro que, después de una inundación, se ve obligado a emprender un viaje en un bote junto a otros animales (integrado por un capibara, un labrador, un pájaro secretario y un lémur anillado), mientras intenta adaptarse a un hábitat ajeno a su propia naturaleza felina y, entre otras cosas, descubre el valor de trabajar en comunidad para asegurar la supervivencia. En términos generales, la narrativa del gato perdido despierta mi interés, en principio, por la capa de misterio que se refleja sobre los paisajes postapocalípticos del mundo representado.
El problema, no obstante, es que la trama se vuelve previsible y algo reiterativa porque las acciones de estos personajes quedan suspendidas en un epicentro de situaciones facilonas, en el que solo funcionan como figuras plásticas que ocupan una descripción del guion para impulsar el asunto hacia un horizonte al que nunca se llega. Los personajes son tan planos como el océano en un día sin viento.
La narrativa carece de la sustancia necesaria para dejar una impresión duradera porque, entre otras cosas, solo se limita a repetir las aventuras de los animales desiguales que crean lazos frente a la incertidumbre sin preocuparse por añadir alguna profundidad más allá de las obviedades discursivas. De esta manera, se me hace imposible conectar con las desgracias de los personajes porque todo se reduce a la exploración del gato para superar el miedo por el agua; los retos de los animales que aprenden a convivir; las circunstancias inesperadas que surgen para que aprendan a valorar la solidaridad.
La premisa, aparentemente sencilla, utiliza el viaje de los animales para construir un comentario sobre la soledad, la resiliencia y la conexión que esconde, de igual modo, parábolas progresistas bastante soterradas sobre los desafíos ecológicos a los que se enfrentan ciertas minorías que demonizan el papel del hombre en la sociedad capitalista (como responsable del presunto cambio climático que conduce a la destrucción de los ecosistemas), donde el gato metaforiza, además, la posición de un sujeto que abandona su individualidad para ser domesticado por una naturaleza colectiva poscapitalista que es ajena a cualquier rastro de libertad y que castiga a cualquiera que intente fluir sobre la independencia de la propiedad privada y la riqueza material.
Por lo menos, encuentro solvente el enfoque minimalista con el que Zilbalodis, por la parte visual, concibe las texturas genéricas de los personajes y la atención al detalle de los paisajes naturalistas, renderizados con el software de código abierto Blender bajo un presupuesto limitado. La banda sonora, igualmente, es integrada con mucha consistencia a partir de su mezcla de melodías electrónicas. Estos elementos crean una atmósfera que por momentos es agradable, pero que solo sirven como accesorios cosméticos, en una película animada sin emoción que apenas logra mantenerse a flote y pide a gritos que su mensaje buenista sea recibido al llegar a la superficie.
Ficha técnica
Título original: Flow
Año: 2024
Duración: 1 hr. 25 min.
País: Letonia
Director: Gints Zilbalodis
Guion: Matiss Kaza, Gints Zilbalodis
Música: Rihards Zalupe, Gints Zilbalodis
Fotografía: Gints Zilbalodis
Reparto: N/A
Calificación: 5/10