Si acaso se hace la famosa reforma constitucional (¡Otra!) propongo que se incluya un artículo sobre el derecho a vacaciones del presidente de la República, quien sea (por algo tenemos una Vicepresidencia), donde quiera y con gastos cubiertos por el Estado. Sería justo y necesario, para evitar que a cualquiera de nuestros mandatarios, tipo Luis Abinader, le dé un infarto, un derrame cerebral o cualquier otra cosa que lo anule por exceso de trabajo y falta de descanso. Porque eso de que Abinader, por ejemplo, trabaja desde que amanece hasta la madrugada, con apenas tres horas de sueño (atención, Raquel Arbaje), no nos reserva nada bueno.