Noche

Aunque la noche en la que el mago predijo su muerte todos asistieron a la celebración de su fiesta, sin encontrar el verdadero camino, ni el lugar, ni la hora exacta de la celebración. Muchos optaron por visitar el hogar de los duendes. Los más cautos, sin embargo, optaron por volar hacia lo más íntimo de sus sueños, incluso los míos.

Tesalónica

En Tesalónica, donde guardo mi tesoro, el mar ruge y las palabras vuelan. Estoy en el bar de la esquina, bebiéndome el último trago de la noche, minutos antes de partir a Cartago, allí donde Almícar me espera sentado. En Siracusa agonizan los lacayos.