Celebro muchísimo que Claudia Sheinbaum sea presidenta de México, un Estado de acendrada tradición machista, donde la mujer había ocupado espacios muy secundarios; donde era sencillamente impensable que una mujer, sin importar su cultura política y procedencia partidista, pudiera asumir el grave reto de ser líder de un país enorme y complejo en el que el primer mandatario tiene que asumir cada día decisiones muy comprometedoras…(Celebro, a todo esto, que el presidente López Obrador y su sucesora tengan a un dominicano, el abogado y antropólogo social Héctor Díaz Polanco, amigo entrañable, como uno de sus más importantes colaboradores).