El problema en RD respecto al flujo masivo, imparable, caótico, de población haitiana, es que los grandes agricultores (la burguesía agraria), los constructores, e incluso los constructores del Estado (contratistas públicos), y a parte de la clase media alta, les viene bien una gran masa de trabajadores haitianos con bajos salarios y sin derechos.

A ellos les importa objetivamente sus ganancias, no la patria, no el país como un conjunto. Y les importa un pepino los intereses de las clases populares.

Ese es el problema de fondo. Y los políticos, casi TODOS los que han gobernado, han mirado para otro lado. Tengo décadas, diciendo que se está acumulando una situación explosiva.

Y que habrá un conato de "guerra" entre dominicanos e haitianos en el país y otros conflictos graves y costosos para el fisco y la seguridad nacional. Pero allí las voces sensatas NO SE ESCUCHAN Y NO SE LES HACE CASO.

Los problemas de Estado se resuelven con políticas públicas, con perspectivas de futuro. La RD se ha ido poniendo la soga en el cuello y cuando se intente hacer algo serio será tarde y mal.

Cuando lo que importa, lo prioritario, es el lucro de una minoría y no el bien común, el resultado será a todas luces desastroso.

Una isla dividida en dos Estados, NO puede y NO debe aplicar las mismas políticas que un Estado territorial "normal". Los contextos son fundamentales en la toma de decisiones.

Más aún cuando Haití y RD solo pueden vivir en paz si la población haitiana en RD, que es relativamente pequeña, está regulada, identificada y, por tanto, sujeta al control de un Estado democrático.

No como ahora que es masiva, descontrolada, y sin visos de que el flujo se detenga.

Parte de la culpa es de quienes constitucionalmente tienen como misión salvaguardar las fronteras, la parte putrefacta de las Fuerzas Armadas (seguro que una minoría) y los políticos corruptos y los pusilánimes, que nada eficaz hacen para detener el flujo masivo irregular.

No se trata de políticas de odio o racistas, como dice a manera de chantaje una minoría cada vez más minoritaria y aislada del pueblo, los voceros de la complicidad con el camino hacia el desastre de un país, la RD.

Se trata de la supervivencia de la RD como Estado unitario, con una identidad nacional, que no es idéntica sino muy distinta a la haitiana.

Ahora bien, si la "solución" es dar la nacionalidad dominicana a 250 mil o 500 mil haitianos y regularizar la situación, legalizar, a un millón o más… Y luego permitir la reunificación familiar, estamos hablando de tener en RD a 4 o 5 millones de haitianos. Entonces ya la RD no será RD, será lo que denomino un "Haití Dos". Con sus males, sumados a los males nuestros. Vaya, un sitio para escaparse de él. O para vivir allí en un ensilio, sufriendo cada día, en un infierno dantesco.

Y ya harto de tanta bobería disfrazada de biempensante, lo digo y lo proclamo. Si pensar lo que pienso es ser "racista", pues lo asumo. Como mi cáliz. Yo que soy un igualitarista de manual. No un oportunista acomodaticio.

Ese país que se está forjando no es el que yo he tratado de construir, ni mucho menos desear para los dominicanos. Mientras más se tarde en reaccionar, el escenario será peor. Y el principio esperanza se diluirá como un terrón de azúcar en una taza de café caliente.

Como dijo Rubén Darío: "Dichoso el árbol, que es, apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque esa ya no siente. Pues no hay dolor más grande, que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre, que la vida consciente".