El Programa Nacional de Inducción a Docentes de Nuevo Ingreso (PNI), impulsado en el 2023 por el Ministerio de Educación de la República Dominicana, apoyado en la acción estratégica del Instituto Nacional de Formación y Capacitación de Maestros (INAFOCAM), el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU) y 19 instituciones de educación superior, ha finalizado. Las dimensiones disciplinar y técnica del programa han culminado; pero, a partir de este final, se inicia una fase compleja e imprescindible, que implica la ruptura con la lógica tradicional -desarrollo de temas y asimilación acrítica por los docentes participantes, como verdades intocables-.
Los docentes de nuevo ingreso al ejercicio de la carrera de educación requieren un acompañamiento especial y permanente. Este proceso ha de darle centralidad a la construcción de la pedagogía del sentido. Esta pedagogía no es frecuente en educación. Supone una opción; y, tanto los educadores como los acompañantes, tienen que tomar la decisión de superar el interés por el desarrollo, sin más, de competencias. Gran parte de los problemas educativos están en la crisis de sentido. Esta crisis afecta a los docentes nóveles, a los adultos y a los envejecientes en el área educativa. Son incontables los distractores que bloquean la pedagogía del sentido en los escenarios educativos.
Le damos importancia a la pedagogía del sentido, porque busca que las personas no solo tengan conciencia de su visión y práctica de la educación. Se interesa para que docentes y estudiantes construyan la conciencia del nosotros, sin abandonar la conciencia de sí mismos. Desde este estado, esclarecen y profundizan las razones y las motivaciones que están en la base de su modo de pensar, de actuar y de relacionarse. Esta pedagogía induce a cambiar lo que deshumaniza y excluye. La pedagogía del sentido emplea mecanismos para que las personas adquieran una comprensión reflexiva y lógica de sus interacciones. Estas formas de interacción son intencionadas y comprometidas con modificaciones sustantivas en los sujetos y en los contextos.
Formarse con los principios y valores de la pedagogía del sentido aporta a los educadores y acompañantes dispositivos para superar la reproducción de prácticas, la dependencia académica y social. De igual manera, los capacita para recrear la tarea educativa desde la propia originalidad y autonomía. Posibilita, también, el uso crítico de los recursos de apoyo a su práctica. El educador aprende a investigar su propia práctica para introducir cambios que no solo lo benefician a él, sino que inciden en los estudiantes y en los acompañantes. La pedagogía del sentido organiza a los educadores para una articulación sistémica entre pensamiento-opciones-práctica-innovación.
Los docentes de nuevo ingreso que tienen la oportunidad de formarse desde esta perspectiva pedagógica afirman su identificación con la tarea educativa. Experimentan un impulso vocacional que los vuelve más sensibles y receptivos a los problemas de los actores de la educación, a los nudos del sistema educativo; y a las políticas públicas y sociales deficitarias. La vocación de los nuevos docentes y de los acompañantes se reconfigura, adquiere arraigo y, sobre todo, razones que le sirven de fundamentos. La pedagogía del sentido es una perfecta desconocida en el contexto educativo preuniversitario y en el ámbito de la educación superior.
La exclusión de la pedagogía del sentido de los contextos educativos radica en que no pacta con procesos predeterminados. Los sujetos responden de sus actos y construyen con otros sin renunciar a su libertad para re-imaginar su práctica educativa. Es necesario realizar un trabajo arduo para que los centros educativos y las instituciones de educación superior no sacrifiquen la fuerza de la vocación y de la creatividad de los docentes que se inician en la docencia.