Con la vuelta de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos se han generado incertidumbres, sobre todo en América Latina, tanto en lo que respecta a las relaciones comerciales como también a la cantidad de emigrantes ilegales de los países del Caribe, Centro y Suramérica.

En un mundo donde actualmente ha cambiado de forma significativa las relaciones geopolíticas y en las que Microsoft, Amazon o Walmart son más importantes que los marines norteamericanos y que la incidencia de China, Rusia, la India y otros países emergentes cada vez es mayor.

Es bueno destacar la incidencia cada vez más creciente de corporaciones chinas en los países latinoamericanos y el mundo y que se expresa más recientemente en empresas que operan a través de plataformas virtuales como Alibaba, Temu, Shein y Aliexpres, que ofrecen productos por la vía online y que son entregados a domicilio, hasta a mitad de precios como se pueden comprar en el mercado local o en las plataformas que ofrecen productos similares desde los Estados Unidos.

A lo anterior se agrega que las plataformas que son norteamericanas, como el caso de Amazon utilizan proveedores chinos a través de vendedores que operan en territorio norteamericano.

Un acontecimiento nuevo que se agrega a esta dinámica de la incidencia China en América es el Megapuerto de Chancay  en Perú, con una inversión de mas US$3,400 millones en su primera fase, dentro de lo que China a denominado “Iniciativa de la Franja y la Ruta” o que también se ha llamado la “nueva ruta de la Seda”.  El propio presidente chino Xi Jinping participó en el acto de inauguración. Con esta obra se busca que el tiempo de traslado de mercancía desde puertos de Perú a Asia se reduzca de 40 a 28 días. Se estima que esto tendría un impacto no solo para el comercio del Perú, sino también de Chile y Ecuador.

Considerando los antecedentes del primer gobierno de Donald Trump (2016-2020), en donde impusieron barreras desde el punto de vista comercial, aumentando los aranceles a mercancías procedentes desde China, lo que generó dificultades no solo para las empresas de productos de China destinados hacia Estados Unidos, sino que también empresas norteamericanas que venden en el mercado norteamericano productos de origen chino se vieron en dificultades, como es el caso de Walmart.

Con respecto a las relaciones comerciales entre China y América Latina, estas se multiplicaron por más de 26 veces entre el año 2000 y 2020, según informaciones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), pasado de US$12 mil millones en el año 2000 a US$315 mil millones en el año 2020.

Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de Latinoamérica, a excepción de Brasil, Chile y Perú que China  ha pasado a ser el principal socio comercial y el segundo de México, Argentina y Venezuela.

Esta tendencia de China que representa una amenaza para las relaciones comerciales de Estados Unidos con Latinoamérica, podría motivar a un segundo período de gobierno de Trump,  a tratar por un lado de presionar a los países latinoamericanos, para que frenen las relaciones comerciales crecientes que mantienen con China, poniendo restricciones a las exportaciones de estos países destinadas hacia los Estados Unidos, que representa más del 42% de las exportaciones totales de los países latinoamericanos.

Agregado a lo antes señalado habría que señalar que si se cumple la retórica en campaña de Trump de una jornada radical de deportación de inmigrantes ilegales, afectaría significativamente los ingresos en divisas por concepto de remesas y los ingresos de miles de familias latinoamericanas. Para el año 2023 los países latinomericanos recibieron US$160,000 millones de remesas de los cuales el 60% provino desde los Estados Unidos es decir US$100,000 millones.