¿En qué reino      en qué impiedad han brotado

estos papeles en los que la sangre es alta y clara?

 

Rómpeme, explora la sangre,

náceme con tu lengua, rescátame

                                                      del laberinto

sin centro en el que vagan     

                                           la soledad y la saliva

de quienes, como yo, quisieran no morir

 visiblemente ungido por tus labios

 El día en que la lluvia cae

rememoras    abjurándome

Áureas deidades

de finísimos seres

Hagamos  espumas para subir al cielo

Ascendamos etiam per vitia e passiones nostras

aunque caigamos

revueltos de formas y temores

Bajo aquellas alas recién cortadas

entre seres agonizantes

hacia otros más altos y plenos

Porque nada como nada

es nada y es todo

(un día antes de morir

sales del templo y te desnudas)

 Ánimas sobre el cuerpo

arrojan alcoholes o transfiguran

dimensiones más altas

contra el cielo    desde un punto

susurrarte algo misterioso

mostrándote mis dedos y mis uñas

igual que el dolor

en lo desconocido

para que  te despojes

Las estampas del cuerpo

a ambos lados

los párpados sangrantes

como tu pelo asciende: mariposas entre las bisagras

de  las vértebras: alrededor de los huesos aros de escama y piel luciente: aceitados cartílagos se delizan, ciñen tu médula.

Por la cal, la luz gris compacta, de lluvia fina—bifurcándose, entretejiéndose: los flagelos…:–un cuadrado se dibuja, avanza; vibran los bordes, y de tu cuerpo brotas

contra el pelo de la ausente

En el último círculo nos detuvimos a observar el aura colocada verticalmente sobre una plataforma anclada al piso firmemente.

Nos acercamos y la puerta se abrió espiritualmente dejando ver el interior de otros planos. Parecía un aposento forrado en gruesa alfombra, con una pequeña escalerilla que arrancaba casi de la puerta, dicha escalera conducía a otra plataforma, cuyas paredes estaban llenas de pequeñas luces y botones. Rayos potentísimos cruzaron hacia otros planos, y Ella quedó suspendida en la parte superior, donde comienza el ser y el empíreo acumula láminas transparentes llenas de estrellas que se comunican entre sí, se rompen y desaparecen.

Entonces, Ella dijo: “Vendrán épocas en que dejaréis la ambición de un triunfo que no es más que la visión dando al mensaje su pureza. El suave esplendor del caos aprisionará el planeta, y seréis como dioses, dotados de una inútil visión”. Luego, Ella huyó a otros planos*. .

*Sobre un texto de Blavatski.