Antes de llegar a trabajar, investigar y accionar para el Plan Estratégico de Santiago (PES 2030) no conocía muy bien, las historias, los giros y las especificidades de los sectores estratégicos de esta ciudad. Sus exitosas gestiones a favor del desarrollo local.
Aunque las sastrerías en Londres se utilizan como espacios para la inteligencia y contrainteligencia política y mi padre tenía un taller de costura. En la Sastrería Rey de mi padre, Isaías Peguero, se hilaban chaquetas, esmóquines y sacos de los sectores de poder de Santiago. En ese taller y tienda diversos actores claves de la provincia más provincia de la República, conversaban estrategias con Rey.
Más adelante llegué a gerente de proyectos en la PUCMM y desde ahí facilité el proyecto de Alianza entre la universidad, la comunidad y salud pública (UNISUR) auspiciado por la Fundación W.K. Kellogg. Entre todos, pero muy en especial apoyado en el sobre-talento social de Monseñor Agripino Núñez, logramos una de las iniciativas más sostenibles de Santiago.
En el PES me introduje en la materia gris más creativa de la ciudad novia del Yaque. En lo que hacemos en la Oficina del PES alentamos la ciencia, la creatividad y la ética. Cuidamos la sostenibilidad de estos estilos, procedimientos y métodos. Nos ocupa asumir de forma inteligente y constante, las tres categorías de la ética analizadas por el filosofo chileno Fernando Lolas Stepke: i) el Saber Hacer, ii) el Hacer Saber y iii) el Saber Estar.
“Saber Hacer” pues nos empleamos en estudiar, innovar e implantar la metodología que impulsa el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU) con sede en Barcelona, una entidad que integra el acervo intelectual de más de 160 ciudades.
“Hacer Saber”, pues las metodologías incorporan técnicas sobre cómo difundir, comunicar e informar a los medios de comunicación y las redes sociales lo que se hace. Finalmente,
“Saber Estar”, dado que nuestra identidad institucional debe transpirar una espiritualidad moral y de plena dedicación al trabajo.
Para el doctor Lolas Stepke, la ética, como “fundamentación dialógica de las prácticas sociales (Lolas, 2001, 2002), es a la moral, lo que una disciplina intelectual una práctica: la musicología a la música; la agronomía a la agricultura; la óptica a la fotografía, y otros. A veces se asocia la ética a la prescripción de ciertos comportamientos y la prohibición de otros. Unos buenos, los otros malos. No interesa lo que en realidad ocurre, sino lo que debería ocurrir.
Ingresé en el año 2000 como soldado raso al proceso de formular el primer Plan Estratégico. Un concurso público y el aval de la junta de directores del Consejo Estratégico de Santiago (CDES), presidida por Miky Lama lo decidió. Entre los criterios de selección de los expertos, estaban el expertís técnico, condiciones éticas y valores personales.
Recuerdo que Juan José Batlle, vicepresidente del Consejo y el municipalista Juan Castillo de Fundación Solidaridad, acreditaron lo que el papel recogía sobre mi hoja de vida. José Raúl Fernández, arquitecto urbanista, dirigía el proceso siendo uno de los más aventajados técnicos del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR) de PUCMM.
Al llegar al viejo edificio empresarial en ese momento, lugar donde se encontraban y todavía se ubican, las oficinas del Plan Estratégico, me quedé impresionado por lo humilde, dúctil y reducido del espacio donde se piensa el desarrollo estratégico de Santiago.
Qué bien pensé para mis adentros, es el mejor ambiente organizativo para desde esta mansedumbre aportar, innovar y crear. Llegué a la primera reunión a recibir los materiales técnicos preparados con mucho esmero por José Raúl, y a firmar el modesto contrato que se ofertaba por esa consultoría.
Creo que trabajé tres veces más de lo que decía mi primer contrato original en el CDES, todavía trato de preservar ese estilo. Animé múltiples actividades que nos llevaron desde el Palacio de Justicia para analizar los problemas judiciales vía la Procuradora de la Corte, Dulce Rodríguez de Goris hasta el Hospital Regional Universitario José Maria Cabral y Báez (HRUJMCB) en ese momento conducido por el actual senador de Santiago, Daniel Rivera. Ambos impulsaban un proceso de reformas y modernización local de sus respectivos sectores.
Efectuamos consultas nacionales y locales sobre pobreza, exclusión social, violencia, cultura, salud y educación. La comisión de población fue uno de los espacios técnicos del primer plan estratégico de Santiago. Ahí se sentaron parte de las bases de lo que tratamos de ser hoy. Un centro de planificación, creatividad y ética.
La comisión de Población y Organización Social se reunía en la Asociación de Industriales Regional Norte (AIEN). Ahí volví a renovar afectos con el Presidente del PES de este entonces, Carlos Alfredo Fondeur Victoria, Alberto Yunén Zouain, Félix García Castellanos, Miguel Ángel Tallaj y los técnicos Agustín González y Nancy Marmolejos.
Se convocaban más de 25 entidades a cuyos dirigentes, desde el teléfono de mi casa y apoyado por la Oficina del PES, llamaba personalmente. En esta isla, la invitación funciona mejor cuando se realiza personalizadamente. En 2007 durante la especialización en la Universidad Corporativa del CIDEU, el profesor Pedro Acebillo, daba como un hecho que en el siglo XXI, la casa y la oficina de un buen planificador estratégico, son un continuum que hay que saber aprovechar.
En una oficina que promueva y facilite técnicamente un plan estratégico territorial debe preservarse la institucionalidad, equidad y legitimidad de la gestión. Sobre todo, las demandas y peticiones para impulsar proyectos que se les presentan a los ejecutivos y técnicos. Muchas nos vemos en medio de intereses disímiles, teniendo siempre el cuidado de conducir la gestión con esmero y transparencia.
Esa ha sido nuestra ética y moralidad. Eso aprendí en la familia, también en la mayoría de las gestiones internacionales que realice por seis años en más de 20 naciones, asimismo nos enfocamos en los trabajos de aserorias ministeriales que realicé tanto aquí como en el exterior. Eso es lo que viví en el primer PES y eso es lo que tratamos de sostener.
Esos son los principios rectores que conciliamos. Impulsar proyectos con “participación social”, sin maniobras, subterfugios o estratagemas de beneficio personal.
Nos incumbe promover proyectos con “gobernabilidad y pluralidad”, conciliando intereses. Nos ocupa facilitar proyectos de “corresponsabilidad”, que logren que cada institución cumpla con sus deberes. Esa es la Ética de la Oficina Estratégica de Santiago, esas son nuestras esencias morales e institucionales.