El Congreso está en vías de declarar por ley “ecoturísticas” a las provincias Peravia y Samana. Otra veintena de ellas ya atesoran esa distinción. Porque los resultados de tales declaratorias han sido magros, sin embargo, las mismas parecen solo concebidas para endiosar el ego provinciano. Conviene pues especular sobre el rol que estas podrían jugar en el desarrollo turístico nacional. Las prioridades sectoriales les asignarían el mayor compromiso con el fortalecimiento del producto turístico.

La creación de organismos turísticos estatales para el interior del país no es de ahora. En el 1966 se promulgo la Ley No.121 que creó las comisiones provinciales y regionales de turismo. Esas entelequias nunca se materializaron y hoy en día esa ley no ha sido derogada. Lo que si ha existido por décadas han sido oficinas del ministerio de Turismo en el interior, de las cuales existen 12 de ellas. Se han creado además “clústeres turísticos” que incorporan tanto elementos públicos como privados. Algunos de ellos todavía funcionan con diversos grados de efectividad (Barahona y la región Enriquillo, Puerto Plata, Santo Domingo, Samana, Punta Cana-Bávaro, Jarabacoa-Constanza, Pedernales, Santiago, Montecristi).

Porque la diversificación y consolidación del producto turístico nacional es hoy una prioridad cimera, las “provincias ecoturísticas” deben tener un activo rol en la explotación de sus atractivos. Aunque en general su objetivo principal es promover un desarrollo sostenible basado en la protección del medio ambiente, el ecoturismo engloba no solo los recursos naturales, sino también los históricos, los sociales y los culturales. Algunos países vecinos nos aventajan porque poseen una oferta superior en este renglón (Colombia, Venezuela, Costa Rica, Panamá, Belice). Pero con creatividad, los proyectos que pueden emanar de las provincias ecoturísticas podrían convertirnos en un destino más competitivo.

El tipo de proyecto que debe acometer una provincia turística depende de sus recursos y atractivos. Para solo mencionar algunos: 1) rutas (café, cacao) y senderos interpretativos en áreas protegidas, 2) turismo de aventura, 3) turismo comunitario, 4) educación ambiental y conservación, 5) agroturismo, 6) gastronomía local, 7) adecuación de balnearios, 8) siembra de árboles por un kilómetro a la entrada de los pueblos, 9)  manejo y protección de los paisajes. Proyectos como estos no solo fomentarían el turismo sostenible, sino que también integrarían a las comunidades locales, protegerían los recursos naturales y diversificarían la oferta turística.

En las leyes mencionadas se establece una estructura local que, con la debida orientación y tutela, puede usarse para canalizar esfuerzos puntuales de la gestión pública sectorial, a la vez que se apoyan las iniciativas privadas locales. (Casi siempre un consejo presidido por el senador de la provincia.) Las leyes establecen que las provincias reciban recursos estatales provenientes del Presupuesto General del Estado, la cual oscila entre los RD$50 y RD$100 millones anualmente. Pero, al igual que con la asignación del 10% del Presupuesto a los municipios, esas asignaciones no se cumplen. Según el ministro de Hacienda, “hay 26 leyes que asignan fondos del presupuesto las cuales se llevarían 15.4 por ciento del PIB y que no se cumplen.”

¿Cómo lograr que las provincias “ecoturísticas” desempeñen un rol útil en el desarrollo turístico? Debe buscarse la manera de que la estructura de cada provincia funcione y se aboque a realizar proyectos viables. Pero la coyuntura exige que su funcionamiento se logre en conjunción con los otros estamentos provinciales existentes (oficinas locales del MITUR, clústeres). Para eso se requeriría una iniciativa del MITUR tendiente a coordinar, articular y apoyar las intervenciones de cada provincia.

Como la estructura creada para las provincias ecoturísticas es un consejo plural que incluye miembros oficiales y privados, la lógica sugiere una fusión de todos los organismos existentes. Ideal sería que la hegemonía la tenga ese consejo ecoturístico, pero dado la tradición de individualismo de las instancias institucionales existentes, las posibilidades de lograr esa consolidación son pocas. Lo que si pudiera lograrse con facilidad es que los funcionarios locales del MITUR se concentraran en apoyar a los consejos ecoturísticos en sus localidades.

Mientras, le tocaría al MITUR crear un departamento de su entramado institucional para que trabaje directamente con los consejos y los clústeres. Ese departamento podría comenzar por elaborar una estrategia general que oriente sus iniciativas e intervenciones. Ahora que la prensa ha reportado que el MITUR trabaja, junto a la ONU Turismo, en la elaboración de una estrategia nacional de sostenibilidad para el sector turístico procede que esa estrategia también alcance la labor del MITUR en apoyo a las provincias ecoturísticas. Y en el caso del uso de los recursos naturales, seguir las pautas del Plan Nacional de Turismo con la Naturaleza que actualmente elaboran el MITUR con el MMARN.

Una manera de comenzar a dinamizar los consejos ecoturísticos es que el MITUR convoque a un concurso semestral que evalúe los proyectos que estos le presenten. Cada semestre se escogerían tres proyectos y el MITUR se encargaría de proveer el financiamiento. Los fondos podrían provenir del presupuesto del ministerio, pero también se podrían modificar las leyes de las provincias ecoturísticas para que los fondos asignados del Presupuesto General del Estado se canalicen vía el MITUR. Este último quedaría encargado de monitorear la ejecución de los proyectos seleccionados y evaluar sus resultados.

Con miras a obtener un mayor impacto positivo. el MITUR trataría de que los consejos y los clústeres existentes converjan en proyectos conjuntos. Los funcionarios locales del MITUR enfocarían su trabajo en apoyo a la ejecución de esos proyectos. Asimismo, podrían servir de enlace con el departamento del MITUR que los tutele y, en general, profundizar la colaboración entre los sectores público y privado. De cualquier modo, el modus operandi para las provincias ecoturísticas puede aplicarse paralela y/o separadamente a la relación entre el MITUR y los clústeres.

Podrían ser numerosos los proyectos para el interior del país que pueden ser orquestados por los consejos ecoturísticos y los clústeres. Su naturaleza y alcance deben obedecer a los lineamientos estratégicos del MITUR y ONU Turismo. El objetivo último, por supuesto, es enriquecer nuestro producto turístico procurando una mayor derrama de los beneficios económicos del turismo. A la vez, se estaría ayudando a que el “todo incluido” se transforme para incluir los atractivos y ofertas de servicio del interior del país. La tarea es mas importante que los “roadshows”.