En el año 2022, la República Dominicana obtuvo puntuaciones preocupantemente bajas en las pruebas internacionales PISA: 351 puntos en lectura, 360 en ciencias y 339 en matemáticas. A pesar de un ligero aumento en la puntuación global a 350 puntos desde los 339 en 2015 y los 334 en 2018, estos resultados siguen siendo alarmantes. Este estancamiento en el progreso educativo ocurre a pesar de que el país dedica el 4% de su Producto Interno Bruto a la educación.

Muchos factores han contribuido este estancamiento del sector educativo, a pesar de los esfuerzos que se han hecho por mejorarlo mediante el dialogo social, que ha reunido en varias ocasiones a empresarios, educadores, representantes del moviente social y gobierno, quienes después de grandes jornadas de trabajo han hecho compromisos y planteado soluciones en procura de mejorar la educación de nuestro país.

El más reciente, La Reforma Educativa de 2014-2030, un pacto ambicioso que busca dignificar la profesión docente, mejorar la infraestructura educativa y establecer un sistema de evaluación de calidad, no se ha ejecutado, al igual que los otros pactos contemplados en la Estrategia Nacional de Desarrollo, por lo que hoy día no es mas que una simple hoja de papel.

Uno de los problemas de la educación dominicana y de raíz más profunda, es la deficiente formación de los maestros.

La Evaluación del Desempeño Docente realizada en el 2017-2018 mostró que apenas un 3% de los maestros alcanzaron un nivel de desarrollo excelente, es decir, alcanzaron puntuaciones entre 90 y 100 puntos. Fue notorio en dicha evaluación, que las competencias y habilidades fundamentales para un ejercicio de calidad en las escuelas y aulas, estaban aún muy lejos de alcanzarse.

Los docentes que egresan de las universidades dominicanas carecen, en muchos casos, de las competencias necesarias para impartir una educación de calidad. Esto se refleja no solo en los resultados de las pruebas PISA, sino también en las pruebas nacionales que se realizan cada año. Es urgente establecer programas de formación y actualización continua para los maestros, asegurando que estén equipados con las herramientas y conocimientos necesarios para educar eficazmente a las futuras generaciones.

Para abordar este desafío, no se puede descartar la contratación de profesores extranjeros que puedan crear un grupo de formadores y un sistema de educación en cascada.

Los maestros extranjeros formarían a formadores locales, quienes a su vez formarían a otros docentes. Esta estrategia podría ser una solución efectiva para elevar el nivel de la educación.

La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) ha sido una piedra en el camino hacia una educación de calidad. Las frecuentes huelgas docentes, que pretenden presionar al Estado, terminan perjudicando principalmente a los estudiantes. Estas acciones sindicales, motivadas muchas veces por intereses personales, interrumpen el calendario escolar y afectan el aprendizaje de los alumnos.

Es preciso que de la misma manera que se movilizo el país en la lucha por el 4% para la educación, lo haga exigiendo la aprobación de una ley que prohíba las huelgas durante las horas de clase y plantee formas alternativas de protestas.

Aunque se ha destinado un porcentaje significativo del PIB a la educación y se han realizado inversiones considerables en la construcción y reparación de escuelas durante el gobierno pasado, todavía existen deficiencias en la infraestructura educativa. A pesar de estos avances, es fundamental continuar mejorando las condiciones físicas de las escuelas y garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a un entorno de aprendizaje adecuado.

Un sistema educativo eficaz debe contar con mecanismos sólidos de evaluación y rendición de cuentas.

Aunque la Reforma Educativa contempla la evaluación de la calidad educativa ese compromiso jamás se ha ejecutado. Es necesario establecer un sistema riguroso que no solo evalúe el desempeño de los estudiantes, sino también la calidad de la enseñanza y la gestión de los recursos.

Garantizar una educación de calidad que prepare a los jóvenes para los desafíos del futuro. tomara tiempo.

Solo a través de un compromiso serio, sostenido y valiente de toda la sociedad se podrá enfrentar ese desafío y dar la batalla contra todos aquellos que se alimentan de nuestro retraso y se esfuerzan por mantener a nuestro pueblo en la oscuridad de la ignorancia y la sumisión.