No pretenda el lector encontrar en este artículo la respuesta, porque realmente no la tengo. Más bien quiero recabar la atención de los colegas interesados en el tema, a fin de que me ayuden a encontrarle la explicación.

En 2022 el PIB del país fue 6.3 millones de millones de pesos, y para llevarlo a cabo fueron usadas 4.7 millones de personas, que trabajaron en promedio 2,160 horas al año, para un total de 10,179 millones de horas/persona trabajadas (antes se decía horas/hombre). Quiere decir que la productividad media del trabajo fue de 615 pesos por hora.

En diciembre pasado fue publicado un estudio de la CEPAL y la Organización Internacional del Trabajo titulado Dinámica de la productividad laboral en América Latina, de acuerdo con el cual, la productividad aumentó a un ritmo de 1.7 % anual en los Estados Unidos y solo a 1.1 % anual en nuestra región desde 1950 al 2020. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/48548/5/S2201132_es.pdf

Tal cifra obedece en AL a su estancamiento desde la década de 1980, pues antes de la misma crecía a un 2.6 % anual. A los países de la región los divide en tres grupos: A. Aquellos cuya productividad media del trabajo creció más que la de EUA (Brasil, Costa Rica, República Dominicana y Chile); B. Aquellos cuya PMT aumentó a menor ritmo que la de EUA, pero con cierre de brechas (Perú, Bolivia y Colombia), y C. Países cuya PMT no aumentó, o bien lo hizo a un ritmo que abre más la brecha que los separa de los EUA (México, Venezuela, Uruguay, Guatemala, Paraguay). A los demás no los analiza.

En ese período completo de 70 años hubo, como ya expusimos, cuatro países de América Latina, los cuales mostramos en el gráfico siguiente, cuya productividad creció más rápidamente que la estadounidense: Brasil, Costa Rica, República Dominicana y Chile. Los datos cambian dependiendo del lapso de tiempo, y si en vez de comenzar en 1950 lo hiciéramos en 1965, la República Dominicana (en la línea de puntos) sería el de más rápido aumento.

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El pasado jueves 3 de julio fue presentado en el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPYD) un estudio del Banco Mundial, denominado Repensar la productividad para impulsar el crecimiento sin dejar a nadie atrás, en el que llama la atención que la República Dominicana, si desea aumentar la productividad y mantener en el futuro el crecimiento dinámico que ha llevado, requerirá de la implementación de una serie de reformas para fortalecer el capital humano, la competitividad, la innovación, la eficiencia en el gasto público y la resiliencia frente a eventos climáticos.

Eso es algo en que probablemente todos los economistas estemos de acuerdo. El problema es que la misma recomendación se nos hacía en los años setenta, y sin eso la productividad aumentaba muchísimo; y así seguimos en los ochenta, en los noventa, y en los dos decenios y pico que lleva el siglo XXI y la productividad dominicana ¨crece, crece, y crece…¨ como el espagueti aquel.

De hecho, uno de los mas llamativos fenómenos vinculados al desempeño económico dominicano por décadas ha sido el impresionante incremento de la productividad del trabajo, pues nuestro alto crecimiento no responde a largo plazo a una mayor creación de empleo sino a un mayor rendimiento del personal ocupado.

Aunque conviene advertir que con este tipo de análisis hay que ser cuidadosos: si bien la productividad media de una economía es un fenómeno concreto, macroeconómicamente su medición resulta de dos números calculados previamente: el PIB y el empleo; si hubiera algún error en las estadísticas de uno de ellos, entonces el análisis de la productividad resultaría fallido. Pero esto podría constituir una explicación para los tiempos más lejanos, pues se entiende que en los últimos años dichas estadísticas fueron sensiblemente mejoradas.

Además, es el resultado de niveles muy diferenciados de productividad por sectores, por ramas y hasta por unidades de producción. No es lo mismo la productividad de una persona ocupada operando un equipo en una gran industria que otra vendiendo limpiavidrios por la calle.

El estudio del Banco Mundial sobre nuestro país divulgado en este mes se concentra en los últimos 15 años, aunque el rápido crecimiento del producto y de la productividad media dominicana viene acumulándose desde la década de 1960. Es posible que la baja productividad a que se refiere el mismo esté condicionada por los precarios rendimientos de la agricultura y de algunas industrias, lo mismo que muchos servicios en el sector informal.

Sin embargo, a pesar de que el estudio habla de baja productividad nacional, el propio Banco Mundial, en sus Indicadores sobre el Desarrollo Mundial tiene que el PIB por persona empleada (PPP) es de US$44,299 en la Republica Dominicana, frente a US$36,755 promedio América Latina.

También está claro que, si consideramos las condiciones en que opera el aparato productivo nacional, como la baja calidad de los recursos humanos, las barreras institucionales, la gran informalidad y la escasa infraestructura y servicios harían deducir serias restricciones a la productividad, a lo cual se refiere el estudio. Pero de los datos macroeconómicos no se infiere eso.