El psicólogo norteamericano Sidney Leavitt Pressey presentó en 1924 la primera máquina de aprendizaje, la cual tenía la forma de una máquina de escribir con dos ranuras; en la primera se mostraban las preguntas y en la segunda el estudiante colocaba su respuesta, luego accionaba una palanca para que la máquina arrojara el resultado. De esta manera se podía medir su aprovechamiento de forma inmediata sin asesoría del profesor. El psicólogo Burrhus Frederic Skinner consideró que este invento sería pionero de los dispositivos pedagógicos del futuro (Sebastián Díaz Becerro, 2009), y no se equivocó.
Una plataforma educativa es un sitio web creado para desarrollar actividades relacionadas con la enseñanza y el aprendizaje. Por un lado, enfatiza y presenta la perspectiva del alumno, mientras que, por el otro, una plataforma de cursos en línea toma la perspectiva del maestro o profesor en línea.
Desde la perspectiva de los estudiantes, una plataforma educativa es un lugar para encontrar contenido educativo y aprender lecciones individuales o programas educativos completos. Mientras que, desde la perspectiva del profesor es un lugar para entregar conocimientos.
La primera plataforma educativa digital conocida como FirstClass apareció en 1990 y ofrecía servicios de correo, conferencias en línea y foros de discusión académica. La primera versión no tuvo la popularidad esperada debido a las limitaciones tecnológicas de la época, pero gracias a ella surgieron versiones mucho más innovadoras que hasta la fecha siguen vigentes. El confinamiento mundial de 2020 incrementó el uso de las plataformas educativas que, en la mayoría de los casos se convirtieron en el principal recurso para evitar que el proceso de enseñanza y aprendizaje colapsara.
Cristina Miranda, consultora académica de Pearson (2021), expresa: “El uso de herramientas digitales para impartir aulas virtuales en los distintos contextos educativos provee valiosos beneficios tanto para los docentes como para los estudiantes que no se deben perder por la presencialidad”. De ahí que, en la actualidad muchos ministerios de educación están trabajando para dotar los centros educativos de banda ancha y extender las redes educativas intra e intercentros, así como en la dotación e incorporación de nuevos recursos tecnológicos y de espacios comunes en internet, a través del desarrollo de plataformas educativas.
Un LMS es un sistema de gestión del aprendizaje, que corresponde al acrónimo de Learning Management System, que se define como una plataforma educativa que se utiliza para gestionar la actividad formativa de un centro educativo u organización. Se utilizan en la enseñanza presencial, virtual o mixta y permiten crear un espacio online para conectar a las personas que forman una comunidad educativa. A través de un LMS, el centro educativo, el profesorado, el alumnado y las familias pueden comunicarse entre sí contenidos, actividades, calificaciones, informaciones, etc. Al ser espacios virtuales, los LMS aportan nuevas posibilidades de enriquecer la enseñanza y el aprendizaje. Existen muchos tipos de plataformas virtuales de aprendizaje, tanto de pagos como gratuitos. La mayoría están diseñadas para trabajar a través de un ordenador o PC. En los últimos años las versiones para dispositivos móviles ganan cada vez más terreno, ya que son los de mayor uso entre los jóvenes. Para Díaz Becerro (2009) estas plataformas tienen, normalmente, una estructura modular que hace posible su adaptación a la realidad de los diferentes centros educativos. Estructuralmente cuentan con distintos módulos que permiten responder a las necesidades de gestión de los centros a tres grandes niveles: gestión administrativa y académica, gestión de la comunicación y gestión del proceso de enseñanza y aprendizaje. Estos sistemas tecnológicos proporcionan a los usuarios espacios de trabajo compartido, destinados al intercambio de contenidos e información, así como herramientas de comunicación, como chats, correos, foros de debate, videoconferencias, blogs y otros. El funcionamiento de las plataformas se orienta a dar servicios a cuatro perfiles de usuarios: directores de centros educativos, padres, alumnos y profesores. Cada perfil se identifica con un nombre de usuario y una contraseña de acceso.
Este autor considera que, aunque pueda parecer que estas herramientas por si solas pueden modernizar el proceso de enseñanza es una ilusión engañosa. Porque la planificación del docente es la que servirá para alcanzar los objetivos planteados y los mismos modelos que utiliza en el aula, por ejemplo: clase magistral, trabajo en grupos, aprendizaje colaborativo y otros que se puedan implementar a través de estas herramientas. Hay que tener clara la idea de que ellas solas no pueden cambiar la relación entre profesores y alumnos, ni de los alumnos con las asignaturas. Lo que sí cambia es la organización de espacios y tiempos, pues el acceso a estos contenidos puede hacerse desde cualquier lugar y hora.
Una plataforma educativa es una excelente herramienta, tanto para los cursos a distancia como para las clases presenciales de los centros educativos. Desde ella es posible mantener el contacto con los estudiantes, proveer materiales de lectura, diversificar las actividades de cada asignatura y promover el debate en los foros. Las plataformas educativas facilitan el acceso a la información, animan el desarrollo de actividades con componentes lúdicos y fomentan el debate y la discusión. Además, se han convertido en recursos valiosos por las oportunidades que permiten a docentes y alumnos. Son herramientas que pueden utilizarse tanto para la enseñanza a distancia como para el refuerzo de las clases presenciales y ofrecen múltiples beneficios, como la mejora de los resultados de los estudiantes, mayores posibilidades de interacción personalizada y el ahorro de tiempo en la realización de las actividades. Incluso, pueden constituirse en agentes de motivación del alumnado.
Otros beneficios de las plataformas educativas virtuales son: a) Facilitan la difusión y el acceso a los contenidos educativos, porque permiten crear y gestionar espacios definidos para cada asignatura, incluir una gran variedad de actividades y dar seguimiento al trabajo de los estudiantes. Si es un desarrollo en la nube, la información de la asignatura estará disponible permanentemente para cualquier lugar y momento. b) Integran un componente lúdico al generar un vínculo diferente entre docentes y alumnos, pues animan la asignación de actividades que incluyan videos, canciones o juego, dependiendo de la materia y del profesor. c) Fomentan el debate y la discusión entre alumnos y profesores, porque estas herramientas cuentan con foros, chats y mensajería interna. d) Posibilitan el seguimiento de los avances de los alumnos al monitorear sus interacciones con los contenidos. e) Permiten presentar los materiales de forma interactiva y más atractiva para los alumnos.
En cuanto a las plataformas virtuales para la educación, los docentes deben considerar las edades, características y nivel de cada población estudiantil. Por lo cual, su selección dependerá de las necesidades específicas de los docentes y de los estudiantes, así como de las políticas y recursos que posean las escuelas o colegios. Antes de adoptar una plataforma es recomendable investigar y probar varias opciones para determinar cuál se adapta mejor a las necesidades de los docentes, alumnos y el entorno educativo en general. A continuación, direcciones electrónicas de plataformas virtuales educativas:
1.- https://latam.cengage.com/27-plataformas-virtuales-educativas-gratuitas/
2.- Plataformas educativas para formación | EDUCACIÓN 3.0 (educaciontrespuntocero.com)
3.- https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/plataformas-para-aprender-jugando/
4.- https://blog.comparasoftware.com/plataformas-educativas/
En conclusión, hoy se plantea que las plataformas virtuales de aprendizaje debieran dejar de considerarse escenarios fríos y rígidos, dedicados a compartir contenidos, realizar actividades y considerar las características que motiven a los estudiantes a realizar sus actividades para construir conocimientos y desarrollar las competencias que establecen los diseños curriculares. En cualquier caso, el problema más urgente es activar propuestas para reducir la distancia entre los entornos educativos formales y los digitales, ya que la gran incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) a la educación abren un sinfín de posibilidades de adquisición de más y nuevos conocimientos. También se plantea que, en el siglo XXI si los maestros no se están preparando para enseñar en un aula digital, o al menos con una entrega de curriculum mejorada digitalmente, entonces sus habilidades están desactualizadas incluso antes de comenzar su profesión de educar. Cabe mencionar que, si las autoridades educativas de aquellos países latinoamericanos que no incorporen capacitaciones actualizadas sobre las TIC, a fin de contar con docentes competentes que conduzcan eficazmente la educación hacia un rango de calidad y abierta a la era tecnológica, simplemente continuarán frenando el desarrollo para mejorar la calidad de vida de su población.