Absuelve de culpa al pueblo dominicano,
empobrecido sin piedad,
carente de servicios esenciales,
postergado de la educación de calidad
y en condiciones sanitarias de alta mediocridad.
Condona sus faltas,
por la fragilidad de su formación,
por la asimetría social,
por el libertinaje político,
por la desprotección institucional.
Perdona a tu pueblo
con el amor que restaura,
con la compasión trascendente,
con inteligencia sagrada,
con cercanía perenne.