La noticia de su fallecimiento me hizo retrotraer al inicio de nuestra profunda amistad.
En septiembre de 1969 conocí al Padre Darío Taveras en un curso sobre “La No Violencia Activa” (método de lucha utilizado por Mahatma Gandhi) que se llevara a cabo en Manresa Loyola, Haina. Allí, durante cuatro días compartimos junto a otros sacerdotes, líderes políticos, intelectuales de Izquierda.
El 24 de diciembre de ese mismo año participamos junto a un grupo de jóvenes en una protesta pacífica que tenía como objetivo promover la celebración de una navidad de menos alcohol y que todos compartieran la celebración como lo que era: las buenas nuevas del nacimiento de Jesús. Esta protesta fue realizada en la calle Del Sol de Santiago en la que entregábamos volantes alusivos; fuimos apresados a media mañana por el Servicio Secreto de la Policía, y puestos en libertad a las ocho de la noche.
Al transcurrir el tiempo, nuestra amistad se hizo cada vez más estrecha, coincidiendo nuestra admiración por el sacerdote colombiano Camilo Torres, el cura guerrillero.
Para mi esposa y para mí, Darío Taveras fue un ser humano muy especial e inolvidable: celebró nuestra boda en la Capilla del Centro Vocacional el 11 de julio de 1976 y nos hizo partícipes del programa, pues nos había traído de España una lectura del Evangelio para el sacramento del matrimonio; incluso la celebración se realizó en el comedor del recinto, previo acuerdo de que sólo se brindara sidra sin alcohol y vino.
El Padre Darío Taveras se dio a conocer en todo el país por su entrega a las mejores causas, a través de sus prédicas, su solidaridad con los pobres y testimonio de vida. A nivel internacional, por su participación como miembro fundador de “Cristianos por el Socialismo”, organización formada por sacerdotes y obispos latinoamericanos, con sede en Chile.
En su hoja de servicios están entre muchas otras, las siguientes: Director del Centro Vocacional (Licey, Santiago), Provincial de los Misioneros del Sagrado Corazón, auspiciador de la Fundación Monumento Viviente, Director de la Casa Universitaria Montesinos (residencia para estudiantes universitarios en Santo Domingo). Presidente de la Confederación Dominicana de Religiosos y Religiosas (Condor).
El Padre Darío Taveras siempre será recordado por todos aquellos hombres de bien, que al igual que yo, fuimos guiados en nuestra juventud por sus sabios consejos y su ejemplo de vida. Creo, sin equivocarme, que este constituye su mayor legado a la sociedad dominicana.
En el orden material quedan como parte esencial de su legado, muestra de su entrega y pasión por servir: la Fundación Monumento Viviente que ofrece servicios médicos oftalmológicos, un centro de atención a la primera infancia, una escuela de educación básica y un hogar para adultos mayores. También la Casa Universitaria Montesinos que durante décadas ha servido como residencia a cientos de jóvenes para poder realizar sus estudios universitarios.
El Padre Darío Taveras, tras su muerte física, se eleva a la categoría de hombres imprescindibles, dejando un enorme vacío en la sociedad dominicana. Jamás lo olvidaremos, pues lo llevaremos grabado en nuestras mentes y corazones para siempre.