¿Dónde va Francia? Es una interrogante obligada después de los resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales recién transcurridas. Francia se encuentra en una encrucijada. La llamada V República, instaurada después del Golpe de Estado del General de Gaulle en mayo de 1958 dejó atrás el régimen parlamentario del IV República y concentra grandes poderes en el Presidente de la República, asumida por el General Charles de Gaulle. La V República dio a Francia un régimen semi-presidencialista, con un Presidente de la República fuerte y un Primer Ministro que maneja el gobierno desde la Asamblea Nacional. Sin embargo el presidente preside el Consejo de Ministros y designa los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa, al ser investido como el “Jefe de los Ejércitos” y jefe de la política exterior. El resto queda a discreción del Primer Ministro.
La Constitución gaullista de la V República sigue vigente hasta nuestros días. En un país con un tradición revolucionaria y contestataria como Francia, permitió la estabilidad de los gobiernos, en periodos de siete (años) de mandato presidencial, con posibilidad de reelección. Es lo que en Francia han llamado “la monarquía presidencial”. Los septenios seguidos fueron ejercidos por el General de Gaulle, de 1959 hasta 1969 cuando salió en su segundo mandato debido al Referendo que perdió después de la revuelta obrera y estudiantil de mayo de 1968. Los siguientes presidentes ejercieron un solo periodo, el gaullista conservador George Pompidou (69-74), el conservador liberal Valery Giscard d’Estaing (74-81), el socialista François Mitterrand ejerció dos septenios para un total de 14 años (81-88 y 88-95), el gaullista Jacques Chirac ejerció un septenio de 1995 a 2002, y reformó la constitución bajando los periodos presidenciales a cinco (5) años, y ganó el segundo periodo por lo que gobernó 12 años. Desde 2005 el presidente conservador Nicolás Sarkozy gobernó un solo quinquenio de 2007 a 2012, y el presidente social liberal François Hollande también un solo periodo de 2012 a 2017.
Hasta 2017 el sistema de partidos se alternó entre gaullistas/conservadores y socialistas y coaliciones de izquierda entre el inicio de la V República en 1958 hasta 2017 por casi medio siglo. En 2017, un outsider, dirigente de la banca Rothschild, asesor primero del Presidente Hollande y después ministro de Economía y Finanzas, Emmanuel Macron, forma un partido “atrapa todo” con conservadores, socialistas de derecha, ecologistas, y voladores políticos, en un movimiento preparado para las elecciones de 2017, La República en Marcha (LREM) y gana las elecciones de ese año con un programa neoliberal y atlantista favorable al sector financiero y la mundialización/globalización. El presidente Macron ha tenido que enfrentar movimientos sociales explosivos, como los llamados “Chalecos Amarillos” que hicieron temblar el gobierno antes de la Pandemia del COVID-19, la propia crisis pandémica que particularmente golpeó muy fuerte a Francia y un descontento general por la precarización del trabajo y los salarios.
Macron hereda un panorama político muy complejo. Calificó primero en la primera vuelta con 28% de los votos validos y volvió a enfrentar a la ultraderechista Marine Le Pen, igual que en 2017, quien calificó con 23% y en tercer lugar llegó Jean-Luc Melenchon, líder del movimiento de izquierda Francia Insumisa con 22% y una diferencia de 400 mil votos con Marine Le Pen. En la segunda vuelta, Macron obtuvo 58,5% de los votos y Marine Le Pen 41,5%. Pero se registró una abstención record para la media francesa de 28%, votos en blanco de mas de 4,5% y votos nulos de 1,62%. Lo que se obtuvo al fin al es que el 75,7% de los franceses habilitados para votar no quisieron hacerlo por el presidente reelecto. Tan solo el 24,3% de los franceses apoyaron en segunda vuelta la continuidad de Macron, que pierde 2 millones de votantes con respecto a 2017 y una parte considerable de sus votantes son votos prestados “para evitar la extrema derecha”. Por ejemplo, mas del 90% de los votantes de izquierda de la Francia Insumisa votaron por Macron. Los demás partidos del arco de izquierda, como los comunistas del PCF (que obtuvo 2,28%), la representante del Partido Socialista, la alcalde de París Anne Hidalgo (que obtuvo un pírrico 1,75%), el ecologista Yannick Jadot (que obtuvo un 4,63%) y parte de los votos de la candidata de la llamada “Derecha de gobierno”, Valerie Pecresse (4,78%) así como los dos partidos trotskistas (NPA y LO) que obtuvieron 0,95%, casi todos votaron por Macron.
La población electoral francesa es de 48.752.500 ciudadanos y el presidente Macron obtuvo en la segunda vuelta 18.768.639 votos, entre ellos casi la mitad prestados para impedir que la extrema derecha pasara. Por tanto, el segundo mandato del Presidente Macron es extremadamente débil, en un contexto de los efectos de la guerra de Ucrania, los tambores de guerra mundial siendo Francia el único país con armas nucleares de Unión Europea, el incremento de los precios de las materias primas, y la presión enorme ejercida por Estados Unidos para eliminar cualquier vestigio de independencia en política exterior de Francia. El caso de los submarinos contratados con Australia, y la manera como EEUU y Australia pusieron en ridículo a Macron y a Francia así lo atestigua.
En dos meses se deben celebrar las elecciones legislativa, el próximo 12 de julio. En 2017 fue fácil para el entonces nuevo presidente Macron obtener una revalidación de su triunfo en las legislativas. ¿Pasara lo mismo ahora cuando mas del 75% de los electores no votaron por el presidente en la segunda vuelta? Ya el cabeza indiscutible de la izquierda, Jea-Luc Melenchon ha lanzado su candidatura para Primer Ministro proponiendo una amplia alianza de la izquierda. Con un sistema bicéfalo, y experiencias en el pasado de gobiernos de “cohabitación” con Chirac (conservador) de Primer Ministro con Mitterrand (socialista) de presidente, y con Lionel Jospin (socialista) de Primer Ministro con Chirac de presidente, no es descabellado pensar en esa posibilidad. La jefa de la extrema derecha ha hecho lo mismo, Marine Le Pen, haciendo un llamado a su elección de Primera Ministra, en lo que llamó “tercera vuelta” de las elecciones. Sin embargo, el espacio de Le Pen para ampliar una probable coalición es limitado al xenófobo Eric Zemmour (7%) y quizás una parte de la “derecha de gobierno” de Los Republicanos de Valerie Pecresse (4,78%). El presidente Macron tendrá una difícil situación con un Primer Ministro de izquierda o una Primera Ministra de ultraderecha. Por eso nos preguntamos ¿Dónde va Francia?