La horrible situación de La Victoria y el incendio que ocurrió representan una vergüenza para la sociedad dominicana
William Galván
En esta semana se produjo un gran incendio en el penal La Victoria, el más importante de la República Dominicana, que provocó decenas de muertes y destruyó la mayor parte de sus instalaciones, lo que agrava las terribles condiciones de sus presos o internos. Esta desgracia representa lo que el experto Nassim Taleb llama un Cisne Negro, es decir, un hecho raro que produce un impacto tremendo y solo se explica y predice después de ocurrido.
Esta cárcel fue inaugurada en 1952 para alojar a 1200 presos, pero según mi amigo Tita Castillo Pujos, antiguo preso político allá en los años 70 eran menos de 2000 presos y pasaban los días y noches acostados o sentados en las maltrechas camitas o parados porque no había espacio para moverse. Pensemos como sobrevivirían casi 8000 presos en este tiempo.
Por suerte en el país se inició en 2004 un plan piloto llamado Centro de Corrección y Rehabilitación (CCR) o Nuevo Modelo Penitenciario, fundado por los expertos carcelarios, mis colegas universitarios, el pasado rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo Lic. Roberto Santana, y Dr. Ismael Paniagua, con el objetivo de reducir la criminalidad y la violencia, humanizar las prisiones, aplicar criterios educativos y restaurativos y, especialmente, desmantelar las bandas criminales.
El nuevo sistema opera en varias cárceles, donde existen instalaciones más pequeñas y menos pobladas, y las maneja un personal no necesariamente militar y policial especializado en tratamiento, gestión y seguridad penitenciaria; muchos de los cuales han renunciado últimamente. Ha sido alabado por expertos de las Naciones Unidas y recomendado y aplicado en países como Panamá, El Salvador y Ecuador, entre otros. Pero lamentablemente la cárcel La Victoria aún permanece en el viejo sistema.
En esa cárcel, existen espacios considerados tierra de nadie, dominados por bandas que realizan acciones delincuencias terribles como asesinatos dentro y fuera del recinto, incluido el asesinato de un senador de la República, y operan negocios tan lucrativos que, según denunció el licenciado Santana, generan ingresos al encargado de seguridad del penal superiores a los 7 millones a la semana. O sea, allá ocurren hechos como si el Estado no la controlara correctamente. Y con la agravante de que la mayoría de que sus internos son preventivos, es decir, están presos sin juicio y sin condena.
La horrible situación de La Victoria y el incendio que ocurrió representan una vergüenza para la sociedad dominicana, la que debió superarse hace años; hasta por razones históricas, porque en ella masacraron a tantos luchadores por la libertad y justicia, como las Hermanas Mirabal y el Dr. Sánchez Sanlley y Segundo Imbert, muchos más. Y porque hace poco construyeron La Nueva Victoria Las Parras, pero sus edificaciones no se utilizan por conflictos políticos y administrativos.
Finalmente, esperamos que este lamentable hecho influya para aprobar el proyecto de ley que crearía el Ministerio de Justicia y cambiaría la gestión del sistema carcelario, acelerar la transformación de más cárceles hacia el nuevo modelo penitenciario, incluida La Victoria,; planificar y construir obras públicas en base a criterios más éticos y técnicos, reducir la población de presos preventivos, fortalecer la continuidad del Estado al producirse cambios de gobierno y, por último, y tal vez sea lo más importante, influya en producir un gran pacto de nación que libre a esta patria de la crisis que azota al país vecino. Que viva nuestra patria soberana.
** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván