Los retos futuros de los estudios de doctorados en educación en la región y    en el país son múltiples. Los procesos de formación en programas doctorales son dinámicos. Por ello, uno de los retos a prestarle atención es el que impele a repensar los estudios doctorales en educación. Estos han de  responder a los requerimientos de la sociedad del conocimiento y a las transformaciones socioeducativas, culturales, científico-tecnológicas y económicas que se están produciendo en el mundo. Para ese fin, tanto los formadores como los estudiantes han de estar en permanente contacto con la realidad de la educación del país.

La relación de los formadores y de los estudiantes de doctorados en educación con el contexto socioeducativo nacional y mundial es necesaria y pertinente. Esto les permitirá actualización constante y respuestas más efectivas a los problemas que encuentran en la experiencia como estudiantes, en el ejercicio profesional y en la vida cotidiana. Además, les permitirá situar su visión y sus concepciones sobre los temas-problemas que se abordan en el programa doctoral y en la sociedad. La relación con el contexto fortalecerá su responsabilidad social y su compromiso con una formación situada, que lo distancia de la condición de objeto y le subraya la necesidad de constituirse como sujeto.

El reto de hacer avanzar de la titulación de doctorados en educación a la formación de investigadores capaces de construir comunidades académicas que produzcan conocimiento científico es ineludible. Esta producción ha de propiciar el desarrollo de la sociedad y de las capacidades de los investigadores. La educación superior dominicana tiene el desafío de lograr la formulación y la aplicación de políticas públicas que den importancia a la investigación, Asimismo, el Estado dominicano, en coherencia con sus deseos de calidad de la educación, debe invertir más y mejor en políticas de investigación social y educativa.

De otra parte, elevar la producción científica en las instituciones de educación superior (IES) es un reto complejo, pero imprescindible. Progresivamente, las instituciones de educación superior, incluyendo las que están en una fase emergente, han de planificar y organizarse para que la producción científica, de docentes, estudiantes y gestores se convierta en realidad en la mayoría de las IES, pues algunas van avanzando en este compromiso. Esto es una urgencia en el país para un desarrollo social y educativo con más calidad, inclusión y equidad.

La tarea de participar e impulsar la constitución de redes de investigación es un reto vinculado a la construcción de comunidades científicas. Estas han de potenciar la construcción interdisciplinaria, el intercambio de saberes científicos y una producción compartida de conocimientos para mejorar la educación y el desarrollo de la sociedad. El compromiso no se agota en las instituciones de educación superior ni de pregrado. Va más allá de intereses particulares. El objetivo ha de ser la transformación de las condiciones sociales, económicas y educativas de los más vulnerables.

En este contexto se ha de impulsar el movimiento por una ciencia abierta, inclusiva y orientada al bien común. Este movimiento, alentado por la UNESCO y muchos investigadores del continente, ha de encontrar aliados en la República Dominicana para eliminar, o al menos reducir, la privatización de la tarea investigativa y de la producción científica. La posibilidad de investigar y de aportar resultados en esta perspectiva no puede ser patrimonio exclusivo de agencias y de grupos de investigadores al servicio de la mercantilización de las ciencias y de la investigación.

Elevar las regulaciones y el seguimiento a las instituciones que desarrollan programas de doctorado en educación es una variable importante. Estos programas han de contar con los requerimientos debidos respecto a propuesta académica, personal, infraestructura y tecnologías. Otro aspecto relevante es establecer alianzas estratégicas con instituciones de educación superior, nacionales e internacionales que desarrollen programas doctorales en educación. Las alianzas son vínculos para fortalecer el aprendizaje entre pares, intercambiar experiencias y desarrollar procesos y acciones conjuntas a favor de una producción científica más diversificada y con una perspectiva  integral.

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