Con la irrupción callejera de grupos nacionaleros (o más bien nazionalistas), nos acercamos a una curvita muy peligrosa de violencia incontrolable (a menos que el Gobierno desde ya intervenga). Porque eso de que, con retadores afanes antihaitianistas, un grupo de abanderados (de los que creen que es de buen dominicano arroparse con la bandera) agrediera una institución que en Villa Mella demanda respeto a los derechos humanos de los haitianos (no hay que olvidar que son seres humanos) es un reto peligroso a la paz y a las leyes, lo que podría conducir a hechos muy perjudiciales para el país… (Entonces, ojalá que Luis Abinader baje duro y curvero).