Definitivamente, los Reyes Magos son un penoso fracaso. No hay forma, por lo menos en mi caso, de que Gaspar, Melchor y Baltasar sean consecuentes con lo que se les pide. Yo empecé a pedirles hace 70 años (que unos patines, que una bicicleta, que una chichigua, que una muñequita de carne y hueso…y paro de contar, pues la lista es demasiado larga) y lo único que me dejaron cada año fue una pelota. En mi vejez he seguido pidiéndoles otras cosas (el premio mayor de cualquier lotería, un gobierno de izquierda, un enredo con Shakira…) ¡Y siguen con la pelota! (pero ya no debajo de mi cama, sino en la computadora).