Las comunidades del municipio de Cotuí, Provincia Sánchez Ramírez, ubicadas en el entorno de la multinacional Barrick Gold, no es la primera vez que tienen conflictos con esta empresa. En ocasiones anteriores, han tenido que enfrentar, situaciones vinculadas a su cultura, caracterizada por poca capacidad dialogante, especialista en la violación de los derechos humanos, ambientales y sociales. En estos días, la sociedad dominicana ha visto con qué presteza y con qué poder ha maltratado a una comunidad que sólo solicita que, con dignidad, se respeten las reglas básicas y legítimas cuando se trata de negociar con grupos humanos. La represión, la violencia física, no son medios humanos para el diálogo.
La violencia exhibida por esta empresa y el apoyo militar y policial con que cuenta, tienen que poner en alerta, no sólo a la Provincia Sánchez Ramírez, sino a todo el país. Es inaudito que las autoridades de la provincia y el gobierno actual permitan que se ejerza una violencia desmedida contra una comunidad indefensa. Es una incoherencia más con respecto a los alardes con los que el país se presenta ante las Naciones Unidas. Se muestra como estandarte de los derechos humanos y del debido respeto a la dignidad de las personas y de las comunidades. La agresión cometida contra la población de Arroyo Vuelta, en Zambrana, debe ser conocida por la ONU, también.
Nos preguntamos de forma incesante: ¿Es que los empresarios de la Barrick Gold y la empresa como tal están por encima de las personas y de su entorno? ¿Es que las autoridades de la provincia y del gobierno han optado por ignorar los derechos de las personas para salvaguardar el comportamiento salvaje de esta empresa? Resulta paradójico observar la pobreza de las comunidades de la zona en la que se encuentra la empresa y el poder y la libertad que tiene ésta para amedrentar y degradar la salud de las personas, la calidad del medioambiente de la zona y las relaciones con los pobladores. Los resultados de la riqueza que acumula diariamente no se evidencian en el desarrollo de la Provincia.
Cotuí es uno de los municipios más pobres del país. Un ejemplo alarmante es que a estas alturas no cuenta con un acueducto eficiente. Un pueblo con mina de oro y con otros minerales no tiene agua con regularidad. Es en este pueblo que tiene mina de oro y que no tiene un acueducto adecuado a las necesidades, que la Barrick Gold, apoyada por militares y policías, atropella a los ciudadanos con toda impunidad. Después de consumado el hecho, cualquier enmienda de la situación es tardía e injusta. Las autoridades del país tienen que controlar el abuso de poder de la empresa citada. Es inadmisible que las autoridades lleguen tarde. Tienen que realizar su trabajo con más eficiencia y agilidad. Ahora, que se sienten interpelados, aparecen y prometen mediar en el diálogo.
Como ciudadana, consciente y comprometida con la defensa y el fortalecimiento de los derechos humanos, considero que las autoridades de la Provincia y las que representan al Ministerio de Energía y Mina, deben realizar un ejercicio de autocrítica para que identifiquen cuáles han sido sus errores que permitieron la actuación inhumana de la empresa multinacional. Un pueblo huérfano de autoridades que cuiden e impulsen su desarrollo, queda a expensa de una empresa que sólo tiene como objetivo ampliar sus ganancias, afirmar su poder y neutralizar las voces que ponen en evidencia su prepotencia y su postura depredadora.
No, al poder incontrolable de la Barrick Gold. No, a la sumisión de las autoridades al poder de la Barrick. No, a la indiferencia y a la ambigüedad, cuando se trata de hacer valer los derechos de las personas y de los pueblos. En esta dirección, nos preguntamos: ¿Dónde está la Defensoría del pueblo? ¿Qué programa desarrolla esta instancia para acompañar y anticipar soluciones efectivas a conflictos, como los provocados por la Barrick Gold y las fuerzas políticas, militares y policiales que la apoyan? Urge que las entidades responsables de cuidar a los ciudadanos estén atentas y actúen con miradas y posiciones anticipadoras de conflictos y de comportamientos brutales.
Felicitamos a los zambraneros, por defender sus derechos y dar a la empresa multinacional lecciones de lo que significa la dignidad de los pobladores y del conocimiento que tienen de sus derechos. Invitamos a las autoridades a despertar y a llegar a tiempo a sus labores y compromisos con el desarrollo y respeto de las comunidades.