“En un mundo de informaciones irrelevantes, la claridad es poder”. (Yuval Noah Harari).

La evolución de las ciencias y con ello, de la transformación del ser humano, social e históricamente, se pone de manifiesto con las nuevas miradas que nos otorga la Neurociencia. La Neurociencia es el campo mayor que se asume en la complejidad, en la teoría del caos, en la fractilidad que nos otorga el universo y el instante de cada realidad.

La Neurociencia es por decirlo así, la ciencia del cerebro. Por ello, ella es cuasi inagotable, por la configuración de ese órgano vital del ser humano. Lo que somos trasciende solo por el cerebro. Lo que nos hace humano es el cerebro, su configuración y composición. En el cerebro habita nuestra prehistoria y al mismo tiempo la historia y toda la vastedad de la vida contemporánea. El cerebro condensa la iluminación que nos hace humanos. 85,000 mil millones de células nos recrean nuestra evolución, nos han permitido pensar, comprender y razonar. No hay nada más complejo, como eslabón viviente de los seres humanos, que el cerebro, en su estructura cognitiva y composición.

La Neurociencia constituye:

  1. Lo Ontogenético,
  2. Lo Filogenético.
  3. La Bioquímica,
  4. La Farmacología.
  5. La Patología.
  6. La Psicología,
  7. La Filosofía.

Esos factores, interactuando, dan lugar al conocimiento de la conducta, del comportamiento y del grado de cognición de cada uno de nosotros. El avance del estudio del cerebro, a través de esta importante ciencia, ha coadyuvado a conocer como una especie de intra historia, la conformación de la genética, de la genómica, la biología molecular, la biología celular, en un universo de dimensión conceptual que nos arroja luz en experimentaciones sobre la realidad y el porqué de nuestras actuaciones y decisiones, de cómo el cerebro se recrea con los distintos sentidos, de cómo se motiva y lo que verdaderamente rechaza, al tiempo que se amolda a la posible realidad creada.

Pero, ¿qué es la Neurociencia? Para María Dolores Romero Pérez (Coordinadora) en su libro la Aplicación de las Neurociencias en beneficio del desarrollo del talento humano “Son un conjunto de disciplinas científicas que engarzan muchas otras ciencias al estudiar la estructura y la organización funcional, entre ellas tenemos el desarrollo de la bioquímica, la farmacología y la patología del sistema nervioso, así como y la interacción de sus diferentes elementos, tal distinción da lugar a las bases biológicas de la conducta….”.

El estudio molecular, celular, conductual y cognitivo nos permite comprender la génesis del comportamiento humano y el peso de tener un adecuado y efectivo talento humano en una sociedad, en una organización o empresa. A través de las funciones cognitivas, que al decir de la autora referida son “expresión de procesos mentales e intelectuales como la capacidad de prestar atención, recordar, producir y comprender el lenguaje, resolver problemas y tomar decisiones”. Percepción, atención, pensamiento, memoria y lenguaje se fraguan para saber el porqué de nuestra naturaleza comportacional.

La Neurociencia está ligada inextricablemente al talento humano, pues este se define como el conjunto de conocimientos, habilidades, experiencias, actitudes, buen juicio y comportamiento. Utilizar la Neurociencia como herramienta científica coadyuva denodadamente, sistemáticamente, permanentemente, a mantener al día a los seres humanos en función de cómo anda la realidad el contexto. ¿Qué explica que el ser humano no cambia su praxis cuando la organización, el país, exige un nuevo modelo de acción? ¿Qué nos dice la Neurociencia acerca del comportamiento entre lo normativo y la cultura política y la falencia o debilidad institucional, la anomia institucional?

¿Por qué una práctica tan atávica de la casta política dominicana, más allá de los niveles alcanzados como sociedad en el plano económico, del Índice Global de Riesgo, del Foro Económico Global y del Índice Mundial de Incertidumbre, del Fondo Monetario Internacional? La Neurociencia nos ayuda a validar nuestros mapas mentales, a posibilitar que el talento humano internalice la necesaria vinculación entre emoción y aprendizaje, a comprender el potente que significa la motivación, tanto intrínseca como extrínseca, en el rol protagónico del cerebro.

Es tarea medular, como base primigenia de la Neurociencia, el encontrar el inexorable vínculo entre la empatía y la asertividad para que el talento humano cobre todo el caudal de productividad que le es dable, tanto en término de su naturaleza animal, como de su naturaleza social. ¡Cómo encontrar esa simbiosis!

Se puede ser un excepcional ser humano en materia de conocimientos, empero, no necesariamente llegar a la cima que tiene como objetivo final. Incluso, puede haber llegado a la máxima posición ejecutiva de una empresa, de una organización, de un país y querer volver, regresar y no concretizar sus deseos. La desconexión se presenta como el obstáculo principal. Sencillamente perdieron las memorias espejos. Lucas Raspall en su libro Neurociencia para Educadores, nos dice “Las neuronas espejos son para las neurociencias la unidad fundamental que explica la respuesta a los estímulos interpersonales, la base fisiológica en la que se sostiene la facultad mentalista: reflejos adentro lo que ven afuera, lo imitan”.

Nuestra casta política parecería que, en el plano político institucional, no han absorbido la neuroplasticidad. Vale decir, sus cerebros no se han modelado con las normas nuevas establecidas, sino con el paradigma de la cultura política de los años 30, 60, 70, 80, 90 del siglo pasado. Esa disrupción en la praxis de la casta política (actores especiales, elite, que se siente por encima de todo y donde las leyes no le llegan ni se le aplica), es lo que vemos en el desconocimiento de las leyes 33-18 y 20-23 (Partidos Políticos y Régimen Electoral), como si las mismas no existieran. No hay diferencia en su accionar entre precampaña y campaña electoral, entre actividad política (institucional) y actividad electoral.

La Neurociencia contribuye a comprender como aprende el cerebro y en consecuencia, en cómo desarrollar mejor el talento humano, sobre todo, si forma parte de la actividad política, que es la fragua donde se condensan las políticas públicas y la expresión viva y dinámica de la colectividad. Nuestra casta política puso en la Ley 33-18 lo que se dio en llamar Precampaña, desde julio hasta octubre. Luego, LA CAMPAÑA. Esto quiere decir que la actividad electoral dura “oficialmente” 10 meses y 15 días (2 de julio de 2023 hasta el 17 de mayo de 2024).

El promedio de las campañas electorales en los países de la región es de 68 días. El máximo es de 120 días de duración en el tiempo. Hay países con 30 días de duración, otros de 35, de 45 días, de 60, de 75. En España se abrió la campaña el 9 de julio y terminará el 23 de julio. Esto es, apenas 14 días. España tiene 505,000 kilómetros cuadrados y 45 millones de habitantes. Veamos el cuadro de países por días de campaña, cantidad de habitantes y tamaño de su territorio.

Países Habitantes Territorio Duración de la campaña
España 47,615,034 505,990 Km2 14 días, un mes
Francia 67,800,000 643,801 Km2 60 días
Uruguay 3,426,260 176,220 Km2 30 días
Chile 19,493,184 756,700 Km2 30 días
Paraguay 7,313,000 406,752 Km2 30 días
Argentina 45,808,707 2,780,400 Km2 35 días
Ecuador 16,000,000 283,561 Km2 45 días
Perú 33,715,471 1,285,220 Km2 60 días
Nicaragua 6,850,540 130,370 Km2 75 días
Colombia 51,609,000 1,140,619 Km 2 90 días
Honduras 10,117,000 112,490 Km2 90 días
México 126,705,138 1,964,375 Km2 90 días
Bolivia 11,000,000 1,098,581 Km2 90 días
Panamá 4,400,000 78,200 Km2 120 días
Costa Rica 5,180,000 51,100 Km2 120 días
El Salvador 6,550,396 21,041 Km2 120 días
Guatemala 18,083,546 108,890 Km2 120 días
Brasil 214,326,228 8,505,370 Km2 120 días
Rep. Dominicana 10,750,000 48,442 Km2 10 meses

 

Somos líderes en duración de la campaña y con ello, directamente, en el costo más alto de la política electoral. Un punto que ha llevado como una pendiente muy inclinada, que viene conduciendo a una gravedad de la crisis de representatividad de la casta política (casta por los privilegios y por el dinero, pero no por la calidad de su desempeño). Del costo de la política deriva la mercantilización de la política en el campo electoral y, por lo tanto, el clientelismo político como blasón de impronta que nos daña en el ruido visceral, en todas las dimensiones y manifestaciones.

Esa casta política, merced a los privilegios que la sociedad le ha permitido, ha desconocido lo que es la inteligencia “Es un conjunto de habilidades que permiten responder a desafíos de distintas índoles, generando soluciones eficientes. A su vez posibilita, en los momentos apropiados, la creación de nuevas preguntas y desafíos, cimientos sobre los cuales se montarán nuevos conocimientos”. No tenemos una clase gobernante con mirada de largo alcance. Tenemos, eso sí, una clase dominante con poca visión, con ceguera y a veces, con mirada muy corta.

La casta política, en esta campaña electoral, no entiende que el mundo se encuentra frente a una policrisis, que, al decir de Edgar Morín, creador del concepto, esta “se refiere a las crisis que se entrelazan y superponen, de modo que tienden a provocar un efecto extendido”. Son crisis simultáneas que concurren, imbricadas. De ahí que el Foro Económico Global habla de Riesgos Globales y el Foro Monetario Internacional acaba de realizar un Índice Mundial de Incertidumbre.

Es el panorama mundial en que nos encontramos. Sin embargo, la casta política en una “precampaña-campaña”, como nos dice don Bernardo Vega, se encuentra en una insípida campaña, sin propuestas cardinales para nuestra formación social. Una campaña de accesorios y anecdótica, sin palancas reales y creíbles hacia el porvenir. 4,113 cargos de elección popular ponen a casi 11 millones de dominicanos y dominicanas y a 8,400,000 potenciales electores, en el candelero de 10 meses y 15 días, sin respiro, sin oídos y las retinas sin poder visualizar parte de la hermosa tierra de Quisquella.

La casta política de nuestro país no ha configurado para cambiar el puente entre pensamiento y lenguaje, entre la realidad colectiva y sus necesidades individuales. No hay desarrollo de la conciencia de esa casta, más allá de sus intereses particulares. Por ello, se expresa esa dimensión de democracia famélica, defectuosa, que tenemos. Ezequiel Ander Egg, gran sociólogo argentino, definía la inteligencia como “capacidad para resolver problemas, como capacidad para adaptarse al medio y a las nuevas circunstancias, como ingeniosidad o capacidad creativa, como capacidad para establecer relaciones sociales, como capacidad cognitiva y como capacidad general”.

La Neurociencia nos dice que el aprendizaje social transforma las conexiones neuronales; en los próximos años debemos empujar hacia una nueva clase política que internalice la necesidad de aprender para colaborar con el conjunto de la sociedad, pues la casta que tenemos sufre de parálisis paradigmática y posee el síndrome de esclerosis sináptica, donde la parte parietal y frontal de los componentes del cerebro de ellos nos dañan como sociedad.