Antaño creían que principio y fin coincidían en cualquier círculo, como el de uno de esos relatos humanos que quieren ser demasiado realistas y humanos. Sea verdadero o falso lo que precede, siempre es menester descubrir cuál es el inicio del que se parte, para prever su fin.

¿El principio…? A la luz de estos días, no deja de ser el mismo anuncio -no comercial- de hace siglos. “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!”

Soslayo eso de gloria en las alturas, como hombre moderno que sigo siendo a la hora de omitir lo esencial y me cuestiono,  ¿paz, más que regalos, dinero, bienestar e incluso, paradoja de toda paradoja, salud y felicidad?

Pero la realidad terrena está ante los ojos y al alcance -no del fusil, sino- de una simple lectura cotidiana. Lo verifico, leyendo recurrentes titulares e informaciones.

Comienzo, sito en los prístinos albores del Sapiens, al norte del continente africano y leo hoy:  “Los problemas migratorios serán un problema universal en las próximas décadas.”

De manera arbitraria, avanzo por el mal denominado viejo continente. “Las cosas están terribles en Europa y solo van a empeorar. La economía precaria y el ascenso de la extrema derecha solo van a oscurecer un futuro sombrío.”

Otros cinco titulares, de esos que nos pican en el vecindario, contextualizan el día de hoy. “El fentanilo, las deportaciones y los aranceles centran la estrategia de México ante su segundo ‘asalto’ contra Trump. El Gobierno de Sheinbaum plantea una nueva táctica diplomática con Estados Unidos para hacer frente a los embates del nuevo presidente en materia económica, migratoria y de seguridad.”

Segundo, el “Presidente de Panamá responde a Trump: Canal ‘es de Panamá’”; luego de que el ex y próximo presidente estadounidense, dijera que “podría exigir que el Canal de Panamá sea devuelto a Estados Unidos”.

Tercero, “Trump acusa a Canadá de prácticas comerciales desleales, ha sugerido hacerlo un estado de EUA – supuestamente en broma.”

No podía faltar el cuarto titular. “Haití: suben a 207 las víctimas de masacre de banda que las acusó de hechicería.”

Último, “necesitamos que nuestras sociedades (latinoamericanas) le den al trabajo una mayor importancia. América Latina está recién empezando a caminar por la senda de la democracia y, con avances y retrocesos, muestra más resiliencia hacia la democracia que un abandono a primera vista. Las autocracias se instalan con dificultad, y se quieren todas llamar ‘democracia’. Quieren hacerles creer a sus habitantes que son democracias cuando no lo son. Al mismo tiempo, demasiados ciudadanos frustrados por la velocidad de los avances, o los estancamientos, están dispuestos a cualquier cosa, es decir, pasar por encima de las leyes y la democracia con tal de solucionar los problemas.”

Pero, eso sí, cuando uno se tira a lo profundo, las cuestiones son de envergadura más peliaguda y se enredan. “Vladimir Putin amenazó con provocar más destrucción en Ucrania tras los ataques con drones de Kiev en la ciudad de Kazán: ‘Se arrepentirán’.”

“Dos ex espías del Mossad revelaron cómo Israel engañó a Hezbollah con dispositivos explosivos: ‘Creamos un mundo ficticio´.”

“La caída de Bashar al-Assad en Siria desmoronó las ambiciones de Irán.”

“El régimen de China volvió a amenazar a EEUU por su apoyo militar a Taiwán: ‘Está jugando con fuego´. Beijing lanzó una advertencia a Washington luego de que Joe Biden aprobara un nuevo paquete de asistencia militar para Taipéi en medio de las tensiones en el Pacífico.”

En medio de tantos conflictos terrenales, con sus multifacéticas amenazas, desafíos e incertidumbres, surgen asuntos curiosos e, igualmente, novedosos:  “Imágenes inéditas muestran a una tribu de Brasil nunca antes vista. Fotos recientes captadas por la organización Funai revelan a los Massaco, una comunidad aislada que lucha contra las amenazas externas en la selva amazónica.”

También los hay indescifrables, en un mercado en el que se promociona y vende todo y al por mayor. ‘Dejen de contratar humanos’: la campaña publicitaria que impulsa la IA sobre las personas.”

Otros son aterradores, pues todos pululan en un mundo de superpotencias que, conducido por mandatarios en vulgar y bien cacareado pugilato, torpedean el camino del desarrollo sostenible y tropiezan entre sí, desafiando la mismísima ley de la gravedad y aquello de que ‘filo con filo no corta’. Entre ellos sobresale eso de que,

“La hegemonía de una mentalidad enraizada en la enemistad a cualquier ‘chivo expiatorio’ -sea este real o prefabricado, e independientemente de que si es del tipo comercial, geopolítico, militar o simplemente étnico, religioso o cultural- envenena el espíritu de toda una nación, dado que le destruye la tolerancia y le nubla el entendimiento. En lo que la humanidad y solidaridad de una o de ambas entidades hostiles permanezcan secuestradas por el recelo y la hostilidad recíproca, el paso hacia nuevos logros y mejores manifestaciones de bienestar, libertad y democracia, quedan en las mazmorras de los nuevos formatos ideológicos de vigilancia y dominación.”

In extremis’, una vez llegado al final de tanto esfuerzo, sudor, sangre y lágrimas de un sinfín de generaciones humanas, una forma clarividente de resumir todo lo dicho y escrito, bien podría ser la de revalorizar la frase de George Bernard Shaw: “La guerra no decide quién tiene la razón, sino quien queda”.

Justo por eso, conviene, al final de cada año de los que pasan ‘volando’, recordar el principio. Principio que nos motiva con la esperanza de poder empujar hacia adelante cada vez que recordamos, con alegría y felicidad, tantos otros logros y realizaciones alcanzadas, individual y solidariamente, a lo largo de la existencia.

En y desde el ámbito de lo público, léase bien: más allá del contexto individual o familiar de cada uno, todo se renueva y redimensiona a partir del “¡gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!”

Expresado en otros términos, queda atrás la desesperanza de tantos desafueros y conflictos humanos, los desatinos en esta tierra de los vencedores y, por fin, la sinrazón de infinidad de vivos y muertos. Por primera y única vez en tiempo real, humano, en un pesebre de Belén, a pesar de lo increíble que esto parezca ser, es pretendido que la Palabra se hizo carne y convive -entre nosotros- en paz.