Siempre es una falta, algún olvido, un error,
algo que no va bien en el espíritu, que deja
al corazón en un estado ansioso.

¿Cómo reparar el barco, y a tiempo, antes
del siguiente huracán? ¿Cómo va la relación?

¿Será posible revivir-la, resucitarla, vivirla
de otra forma como si la primera nunca
hubiese sucedido?.

¿De verdad tendremos
el segundo tiempo para ponernos al día
y aún si no notamos un gol diremos después
que hicimos todo y el resto pertenece
al destino, a Dios, y que no llevamos ninguna culpa?