Un fantasma recorre el mundo: el fantasma de los Delivery. Parodiando la famosa introducción del Manifiesto Comunista, en este caso no es un fantasma político sino un fantasma de suicidas, kamikazes, que cual plaga de langostas en un medio rural, se abalanza sobre transeúntes, automovilistas, calles, avenidas, aceras y toda forma urbana regulada, que queda de facto desregulada por estos pobres trabajadores empobrecidos y desesperados en ganar unos pesos en el menor tiempo posible. No podemos comparar con otros países latinoamericanos y caribeños, pero si conocemos el caso de algunas ciudades de España (Barcelona y Madrid por ejemplo) y el caso de New York, en EEUU. donde esos servicios a domicilio de comida y todo tipo de entrega se hace por medios regulados, mayormente en bicicletas.
Hasta la aparición de la pandemia de COVID 19 en abril de 2020 no había ni por asomo el fenómeno al que asistimos actualmente. Se iniciaba, pero era todavía incipiente. Eran más generalizados los deliverys de los colmados, en “vehículos” totalmente destartalados y ruidosos, sin luces, silenciadores, e incluso placas. Los llamados Deliverys de compañías establecidas, locales y extranjeras, se avalanchan en vía contraria, por las aceras, no respetan semáforos, ni aún a policías de tránsito de la Digesett. Son los dueños de las calles en los días y las noches. Las patrullas motorizadas de la Policía no se meten con ellos, como no se meten en ninguna infracción de transito de ningún tipo. Es la manifestación más salvaje del neoliberalismo laboral de pobres desempleados que sí consiguen una motocicleta, y una acreditación de las empresas de entrega de todo tipo de cosas, llegan al agotamiento total, con jornadas de mas de 12 horas, ya que su remuneración es por entrega realizada, no por tiempo ni por salario de ningún tipo.
En ciudades como Barcelona, a modo de ejemplo, el ayuntamiento introdujo la regulación de horas de trabajo y consideró que esos trabajadores deben recibir un salario, al menos un salario mínimo, lo mismo que los conductores de plataformas de taxis, como uber, entre otras. “Pero hombre como quieres que nos comparemos con Barcelona!” Tomar de referencia las mejores practicas, como construir sistemas de metro para transporte de masa….es lo mas recomendable. Santo Domingo fue por tiempo la única ciudad del Caribe y América Central con sistema de metro, y ojala su ampliación se generalice en cuantas líneas sean necesarias. El asunto es que hay una gran cantidad de trabajadores a destajo, sin salarios, usados en los servicios de grandes plataformas o empresas, que son dejados en las peores condiciones de trabajo. Un delivery, un conductor de taxis por plataformas electrónicas, un delivery de los colmados, un servidor de los llamados empacadores de los mercados o supermercados, que no han sido contabilizados pero son decenas de miles, son trabajadores a destajo sin ninguna protección de salario, de seguros de vida, de seguros médicos, seguridad social, entre las más relevantes.
El ministerio de trabajo ha iniciado una iniciativa para regularizar y normar el trabajo de las y los trabajadoras y trabajadores domésticos. Es una iniciativa positiva que hay que apoyar. En particular las llamadas “mujeres de servicio”, que van desde asistencia de limpieza, cocineras, cuidadoras de mayores discapacitados, niñeras, jardineros, choferes privados, entre otros. Son cientos de miles de trabajadores. Según el ultimo estudio de las trabajadoras domesticas de MEPyD, son más de 245.000. Añadiendo los jardineros, choferes privados, personal de limpieza y cuidados de edificios y condominios, deben pasar los 300.000 y tal vez mucho más. Son parte central de este modelo de trabajo domestico semifeudal sin derechos laborales de ningún tipo.
Es una situación que debe cambiar. Que los movimientos sociales deben apoderarse de esas reivindicaciones y exigir su cambio. Recientemente escribí un articulo sobre la relación entre salario e inflación en esta misma columna. En el mismo se pone de relieve que tenemos un régimen de salario mínimo desigual y que va desde 21.000 pesos hasta 10.900 pesos, es decir casi el 50% mas bajo, basado en el capital de las empresas y no en la Canasta Básica calculada por el Banco Central. Esa canasta promedio de los 5 quintiles es de 41.500 pesos. La media de los dos quintiles mas bajos, cuarenta por ciento de la población trabajadora, es de 32.000 pesos. Por ello, plantear la aprobación de una nueva Ley General de Salarios, con un Salario Mínimo Interprofesional Garantizado (SMIG) inicialmente de 30.000 pesos, no es una quimera ni un sueño. Los más necesitados de dicha protección son estos trabajadores y trabajadoras desamparadas. Desde los Deliverys objeto de este artículo, hasta las trabajadoras domésticas, los choferes, los jardineros, entre los más relevantes. Ese salario mínimo debe también ser extensivo a los trabajadores de bajo nivel del Estado, incluyendo las fuerzas de seguridad y las fuerzas militares, en incluir la necesidad de establecer 14 salarios al año y una seguridad social reformada que cubra salud y pensiones.