El domingo 18 de febrero, 8,105,151 ciudadanos registrados en el padrón electoral podrán elegir a 158 alcaldes, 1164 regidores, 255 directores y 735 vocales, los ejecutivos de los Ayuntamientos. Estas elecciones municipales, separadas de las nacionales, influyen en la descentralización del poder; la autonomía de los gobiernos locales; fomentan la participación ciudadana; frenan la excesiva autoridad del gobierno central y fortalecen la democracia. En ellas, los electores elegirán representantes conocidos, motivados en debatir y resolver necesidades y problemas locales que beneficien a sus comunidades.

En una época, el derecho a elegir y ser elegido era un reconocimiento a ciudadanos eminentes y ciertas condiciones económicas; de ahí que en República Dominicana las mujeres empezaron a votar en la década de 1940. Y durante la tiranía de Trujillo, las autoridades eran nombradas por su simpatía con el jefe y su entorno. En las décadas de 70 y 80, en plena guerra fría, se hablaba de que las elecciones eran un matadero electoral, por lo que muchos no votaban, y algunos las saboteaban.

En esta sociedad con tantas desigualdades económicas y sociales, donde predomina un modelo político, que procura reducir el Estado y aumentar al mercado, y que empobreció a la mayoría y enriqueció a una elite, y destruyó tantos puestos de trabajo; aquí, la mayor parte de los aspirantes a ocupar puestos electivos, aspiran a enriquecerse, o satisfacer sus egos personales, y pocos buscan servir al bien común.

En la actualidad, donde influye tanto el internet, las redes sociales y la inteligencia artificial, ha habido poco debate de ideas y proyectos para solucionar los problemas políticos, económico sociales que nos aquejan. Y los electores, lamentablemente conocen poco los candidatos y sus programas de gobierno.

Posiblemente los factores determinantes son, por un lado, los recursos financieros para llevar a la gente a votar y defender los votos el día de las elecciones, y por el otro, el costoso mercadeo o propaganda, para presentar unos hechos y candidatos, al margen de la verdad, y donde los valores morales y la formación importan poco. Algunos políticos realizan tantas travesuras que han debilitado y hasta dividido los partidos, por lo que se han derivado una cantidad inmanejables de ellos.

De ahí que el señor Antonio Guterres, el secretario general de las Naciones Unidas, proclamara que “nuestro mundo ha entrado en una era de caos… cada vez más gente está perdiendo confianza en las instituciones y fe en el proceso político".

Por tales causas y razones, y por los cuantiosos recursos y esfuerzos que requieren estas elecciones, los invito a apoyarlas y acudir a votar, pero recordemos la necesidad de realizar un gran pacto de nación donde se identifiquen los grandes problemas de esta sociedad y cómo enfrentarlos, incluido los enormes gastos y contrasentido de estos procesos electores. Ya lo estableció, como un mantra, el intelectual venezolano Moisés Maim, al decir “actualmente, el poder es más fácil de obtener, más difícil de usar y más fácil de perder”.

** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván.