Hace apenas unos días, más bien esta misma semana, que se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Ese día ha sido instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, a solicitud de una delegación latinoamericana que formulara la propuesta en un evento celebrado por ese organismo internacional, hace varias décadas, en uno de nuestros países hermanos de América Latina.
Sin embargo, el origen y contenido de dicha propuesta provino de la delegación dominicana que estaba presente allí en dicho encuentro. La misma estaba fundamentada en el horrible crimen contra las hermanas Mirabal, ocurrido el 25 de noviembre de 1960 durante la dictadura del régimen de Trujillo.
Ese es el verdadero origen de la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la cual ha recorrido el mundo.
Es importante destacar que en el evento de referencia, estuvo presente, participando como delegada, nuestra hoy Premio Nacional de Literatura, Ángela Hernández, quien formó parte de la delegación de la República Dominicana, la cual tuvo la iniciativa de elaborar y presentar la propuesta como homenaje a las heroínas de nuestro país.
Es lamentable que esa importante resolución de las Naciones Unidas no estuviera acompañada por programas de educación cívica para formar a los ciudadanos en cada país del planeta sobre el valor de la vida y la dignidad humana. Y, por supuesto, de haber ocurrido la implementación de esos programas a nivel mundial, hubiésemos prevenido o evitado millones de asesinatos.