Es humanizante,
divertida,
liberadora,
con intencionalidad crítica
y sabiduría seductora.

Pedagogía sin límites ni tiempos,
imbuida del poder de la verdad,
adobada con la savia del proyecto de Jesús,
tejida con hilos de humildad,
diseñada con efluvios de libertad.

La pedagogía de Dios es concreta como la roca.
Incluye a los nacidos y a los sin nacer.
Aterriza en el césped y en el pavimento.
Enseña sin alardes.
Defiende a los excluidos del saber.
Orienta en un clima placentero.
Educa el corazón y también, todo el ser.

Es la pedagogía de Dios…