Las huellas de la transformación de la Liga Municipal Dominicana se divisan a leguas. O sea, del “entren tó coño” ahora ni tan siquiera verja perimetral tiene. La Liga, hoy por hoy, administra capacidades.

El rastro del devenir histórico-institucional arroja luz abundante. Urge, no obstante, ahondar en el cambio cultural como sello del nuevo marco legal municipal. Este podría ser el mayor legado de la gestión actual encabezada por el Lic. Víctor D’Aza Tineo.

El ayuntamiento es la institución pública de mayor relevancia en el municipio. Es el gobierno cercano. La Liga Municipal Dominicana, en cambio, es la principal instancia edilicia del país. Se encarga de la asesoría técnica de los ayuntamientos.

La Liga Municipal, en consecuencia, debe velar por la eficiencia técnica de la gestión de gobierno en cada municipio del país. Un compromiso que la institución edilicia —desde su creación— se negó a asumir.

Pero la negativa quedó atrás desde que Víctor D’Aza asumió la secretaria general de la Liga Municipal. Él abrazó con dedicación y empeño —desde hace 4 años— las tareas que dan sentido de existencia a la institución edilicia. El cambio es del cielo a la tierra.

Profundizar el cambio

La Liga se afana por ser coherente con la consigna del cambio. Por eso decidió atraer a los técnicos más calificados en el ámbito municipal. Su éxito radica en ver la planificación como el método guía de la gestión.

La improvisación, por derivación, es cosa del pasado. Ahora pueden preverse los resultados de todas y cada una de las actividades. Ese no es un cambio cualquiera. La base de la gestión consiste en la germinación de la cultura de la planificación.

Pedro Hernández, maestro en planificación urbana y gestión municipal, acompañado de un equipo de primera calidad. Y la colaboración de César Pérez, doctor en sociología urbana, son sólo una muestra de lo señalado.

Por primera vez la LMD acciona en coordinación con las asociaciones y federaciones municipales. Una relación en un clima de respeto y colaboración. Organizaciones como FEDOMU, ASODORE, FEDODIM, UNMUNDO y otras ONG del sector son socias de la institución edilicia. Antes era todo lo contrario.

La armonía señalada es la garantía de que los cambios estén sujetos a cambiar siempre. De que las perspectivas de desarrollo local marchen viento en popa.

Queda por verse si los alcaldes elegirán a Víctor D’Aza para un segundo periodo con el objeto de profundizar los cambios.

Reforma a la ley municipal

El marco legal municipal, en algunos casos, data de poco más de 20 años. Una buena parte de las leyes municipales ameritan —cuando menos— un ajuste a los nuevos preceptos constitucionales.

La reforma a la ley municipal viene cocinándose desde hace años. El propio D’Aza integra una comisión encargada de estudiar los cambios probables. El tranque está siempre en el Congreso. Si no hay distribución no aprueban nada.

Pero ahora hay factores que obligan a los congresistas a ser más diligentes. Primero, la aprobación de la nueva Carta Magna. Segundo, las lagunas que se hacen cada vez más evidentes en la aplicación de la ley.

En tercer lugar, definir el método para sustituir las autoridades municipales en caso de ausencias permanentes. Para evitar repetir el vacío provocado en La Vega con la salida del alcalde y la vicealcaldesa concomitantemente. El ayuntamiento vegano opera con un alcalde interino.

Por derivación, le toca a Víctor D’Aza insistir para que el Congreso apruebe un nuevo marco legal municipal. Él trabaja en eso desde hace años.

Ojalá que los congresistas hagan lo propio. Que piensen en la necesidad de que el desarrollo municipal debe estar sustentado por la ley.

Una cultura municipal

Esta columna reitera que, no hay desarrollo sin cultura, ni gestión cultural sin planificación. En esto radica el mayor reto de Víctor D’Aza en la LMD. Construir una cultura municipal.

Porque las comunidades —sin importar la intervención o no del gobierno— generan sus propios símbolos, narrativas e identidades. Luego, estos serán los referentes culturales de la nación.

Jacopo Custodi lo dice con mayor detalle, “la nación genera rituales, símbolos y referencias culturales que son cruciales para conformar las identidades populares y el sentimiento de pertenencia del pueblo. Esto fusiona aún más al pueblo con la comunidad nacional”. (Revista Jacobín)*.

Antes de enero del 2021 era imposible pensar que la Liga Municipal pudiera abordar el tema de la gestión cultural. Mucho menos creer que podría asumir la construcción de una cultura municipal.

Pero la transformación que ha experimentado la institución edilicia en estos 4 años podría propiciar una nueva ola de transformación. Una etapa en la que, la dialéctica guíe el universo de los cambios posibles.

La gestión cultural desde la LMD aportaría valor agregado a los ayuntamientos. Los pondría en capacidad de realzar los signos distintivos de cada municipio.

En suma, Víctor D’Aza, de ser electo para el próximo periodo al frente de la LMD debería propiciar el salto hacia la promoción de la gestión cultural en el ámbito local.  Él transformó la Liga, ahora le toca completar la tarea. Le toca propiciar el cambio que multiplicará y dará sustento a los nuevos cambios.

Porque la Liga, de tirar pollos y salami desde el cielo, pasó al proceso de planificación y gestión del desarrollo técnico de los ayuntamientos. Pasó a asumir la esencia de su rol.

*Jacopo Custodi: https://jacobinlat.com/2024/09/la-izquierda-no-puede-regalarle-el-patriotismo-a-la-derecha/