Con la aceptación de la revocación de la renuncia de la vicealcaldesa y su aceptación de parte del Concejo de Regidores del ayuntamiento de La Vega, en su aspecto forma, finaliza la crisis de esa institución. Finaliza el trance, pero no así el estado de ánimo que creó en la población, por lo cual es de rigor reflexionar sobre cómo se llegó a este, cuáles elementos lo produjeron y cómo discurrió. Eso contribuiría a que semejante circunstancia no se repita nunca más y para que sus principales causantes entiendan que ese momento estará en la conciencia de la sociedad vegana durante el discurrir del presente mandato municipal, obligándolos a hacer una gestión de profundo calado o sus partidos serían severamente penalizados en las próximas elecciones.
Esta crisis puso en evidencia aspectos de nuestra cultura política que se mantienen como lastres permanentes. Por ejemplo, la referida crisis la generó esa vieja y aborrecible práctica de un partido presentar un determinado candidato electoral a una instancia de poder y una obtenido el puesto lo abandona por otro de mayor jerarquía en el tren gubernamental o que rinda mejores beneficios económicos. Pero, en última instancia, fue la inexistencia de un marco normativo claro para resolver las renuncias como las mencionadas. Esa circunstancia, pone de manifiesto el bajo lugar que ocupa el tema municipal en la agenda de los partidos del sistema.
Durante tres meses el ayuntamiento de La Vega estuvo acéfalo. Durante y después de la solución del trance político, la posición los principales partidos de oposición fue errática, tanto por ignorancia y oportunismo como por cinismo. Primero plantearon la celebración de nuevas elecciones para superar el impasse, a pesar de que no tenían ningún asidero legal que sostuviesen su posición que, por demás, por simple sentido común, se sabía que eso era inviable. Después, una vez que el trance se resolvió en la única instancia donde era posible su solución: el Concejo de Regidores, se disparan diciendo que con esa acción se “violaba la ley”, pero sin decir cuál. Simplemente esta no existía.
Como “amparo”, recurrieron a una instancia equivocada, el Tribunal Contencioso Administrativo, que ante la demanda de uno de los partidos este concluyó diciendo correctamente que el amparo preventivo solicitado es “es totalmente improcedente y mal fundamentado, toda vez que los derechos municipales, electorales y políticos no adquieren la categoría de Derechos Fundamentales”. Un reputado jurista me decía que cómo algunos juristas que conocían el carácter mal fundado del alegato no les advirtieran a esos partidos la no pertinencia de la demanda de sus demandas. Le respondí que eso es parte de la laxitud con que muchos profesionales asumen sus funciones y por el cinismo de muchos dirigentes políticos.
Si alguien podía invocar salvaguarda de sus derechos de representación, en caso de que no se le hubiese admitido la revocación de su renuncia, era la vicealcaldesa. Precisamente. La petición, sin mérito alguno, de convocatoria de nuevas elecciones planteada por algunos partidos y de unos despistados juristas, sí que era un llamado de negación de derecho a los concejales electos en unas elecciones legales e inobjetables, transparentemente. Otro de los equívocos en torno al tema, es el del PRM. Su alcalde electo tomó una decisión que todo indica que no se sustentó sobre base sostenible. Posiblemente con acuerdos verbales y promesas construidas en medio de la prisa.
Cuando la crisis se tornó inmanejable, y que el único lugar en que formal e institucionalmente podía solucionarse era el Concejo de Regidores, este partido se avino a un entendimiento con su militancia, incluidos los regidores y, ha de suponerse con el sector político de la vicealcaldesa. Fundamentalmente con esta. Yo entiendo que “entendimiento” no significa acuerdo formal. Si cuando ambos sectores se aliaron era necesario un acuerdo, en la nueva e inédita situación, resulta imprescindible. No puede pasarse la página como si nada hubiese ocurrido. Si la vicealcaldesa renunció a la sucesión legal e inmediata del cargo por las presiones y pretensiones la militancia local del PRM, como se dijo, se supone que para reasumir el cargo ella tenga la garantía de que estos la dejará gobernar.
¿Gobernar sobre cuáles bases?, esa es la cuestión. Hasta ahora se desconocen las bases y alcances del acuerdo a que habría llegado para superar la crisis y el tema no sólo es que esta se superó, sino sobre cuáles bases. Las fuerzas aliadas deben ser conscientes de que no sólo tienen que cumplir la propuesta programática original, sino nuevas compromisos post crisis, que incluyan temas de políticas sociales de gran calado y dimensión dirigidas hacia los munícipes y el personal del ayuntamiento, de fortalecimiento institucional, obras y diseños urbanísticos con la participación del Gobierno, el ayuntamiento y el sector privado que impacten en la construcción de la ciudad, entre otras medidas.
También impulsando reformas legislativas para impedir que en el futuro se produzca una crisis como la vivida y que obligue a la clase política toda a tener mayor sentido de responsabilidad en torno a la cuestión municipal.