Hace poco tuvo lugar la COP29 de Cambio Climático, en Bakú, capital de Azerbaiyán. Ahora bien, ¿qué es una COP? Diré, de entrada, que COP es la sigla en inglés de Conferencia de las Partes, en referencia a los estados que forman parte de un convenio internacional. Se realizan muchas COP en el mundo de nuestros días.

Las COP que han adquirido más relieve son las de cambio climático. Estas tienen su punto de partida en la Cumbre de la Tierra que tuvo lugar en Río de Janeiro en 1992, que produjo como resultado la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

En la declaración final de la Cumbre de Río se estableció una definición del desarrollo sostenible y se recalcó en la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con la finalidad de minimizar el impacto humano sobre el cambio climático.

Se trata de un evento de un evento impresionante. En Bakú se reunieron más de 70,000 delegados de más de 190 países, cumpliendo con el propósito de la Cumbre de Río de que la “conferencia de partes” habría de tener lugar cada año en una ciudad diferente del planeta para encontrar soluciones concretas para luchar contra el cambio climático.

Se estableció que en estas conferencias no solo deberían participar los gobiernos sino también actores no gubernamentales como ONGs, empresas, representantes de ciudades y de la sociedad civil para expresar de la mejor manera posible la diversidad de actores llamados a luchar en contra del cambio climático.

Desde entonces, las COP ha crecido de manera constante y son ahora las reuniones anuales más importantes convocadas por las Naciones Unidas.

Asisten regularmente jefes de Estado y de Gobierno, convirtiéndolas así en cumbres. También participan decenas de miles de delegados gubernamentales y representantes de la sociedad civil, organizaciones intergubernamentales, organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación. En las COP, los líderes, expertos y personas influyentes en materia de cambio climático se reúnen para compartir sus experiencias y soluciones en mesas redondas, exposiciones, eventos culturales y cientos de eventos paralelos.

Por la complejidad de los desafíos, se trata de un proceso lento donde se mezclan problemáticas medioambientales, económicas, sociales, políticas y diplomáticas. En la COP29 se discutió durante dos semanas qué hacer con la crisis climática en materia de mitigación, adaptación y financiación, entre otros temas.

En 2024, además de la COP29 de Bakú hubo otras COP, como la COP16 sobre la biodiversidad, en Cali, Colombia, y tiene lugar en estos días una COP sobre la desertificación en Ryad, Arabia Saudita.

Organizar una COP sobre cambio climático es un gran desafío para el país anfitrión.  Representa una organización colosal, a tal punto que, a la COP29 de Bakú, que tuvo lugar en el Estadio Olímpico acondicionado para la ocasión, así como en sus alrededores, asistieron cientos de técnicos brasileños para estudiar las necesidades y obligaciones que conlleva ser el país receptor del evento como lo será Belem, capital del estado de Pará, el próximo año.

La organización de la recién acabada COP en el estadio de Bakú ha sido exitosa en materia de logística y de compromiso. El gobierno de Azerbaiyán desplegó todos sus esfuerzos y asumió el evento como algo prioritario. 150 autobuses eléctricos y 250 taxis eléctricos ofrecían sus servicios en las rutas principales de la ciudad; los transportes públicos eran además gratuitos para todos los participantes y los miles de voluntarios fueron una ayuda sumamente eficaz.

Ahora bien, la logística y la organización pueden ser exitosas, pero no se puede perder de vista que lo importante para el futuro del planeta es mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 grados Celsius y esforzarse por mantenerla por debajo de 1,5 grados, lo que requiere reducciones urgentes de las emisiones globales.

Las negociaciones de este año no fueron tan positivas en cuanto a financiación y a la reducción de emisiones, y al abandono del uso de combustibles fósiles. El mismo presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, incluso aprovechó la plataforma de la COP29 para describir al petróleo y al gas que brota de manera abundante de su subsuelo, como un "regalo de Dios”.

El objetivo principal de la COP29 era lograr que los cerca de 200 países participantes acordaran un nuevo objetivo de financiación climática que superara el compromiso anterior que era de 100.000 millones de dólares por año.  La promesa de 300.000 millones de dólares a la cual se llegó es muy inferior a la suma que se esperaba, tomando en cuenta que los países de bajos ingresos están sufriendo inundaciones, sequías, olas de calor, tormentas y un aumento del nivel del mar cada vez más extremos, y no tienen los recursos para hacerles frente.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, se mostró desilusionado al decir que “esperaba un resultado más ambicioso, tanto en materia financiera como de mitigación, para afrontar el gran desafío que tenemos por delante”.

Por su lado, el equipo dominicano, liderado por el ministerio de Medio Ambiente y el Consejo Nacional para el Cambio Climático, compuesto en su mayoría por jóvenes negociadores y mujeres, participó con entusiasmo y desvelo durante dos semanas en las diferentes actividades y mesas de negociación para lograr cumplir a diferentes niveles con las metas del país en este encuentro tan importante para el futuro del planeta.