En el cruce entre tecnología y periodismo, la habilidad de prompt engineering—o ingeniería de petición— se revela como crucial para los profesionales mediáticos. Esta disciplina explota la inteligencia artificial (IA) para crear contenido personalizado y relevante, prometiendo una transformación radical del ámbito periodístico.

A medida que la IA se vuelve esencial, las escuelas de periodismo deben adaptar sus currículos para preparar a los profesionales en el manejo de estas tecnologías avanzadas. Para las empresas editoriales, el desafío es convertir los medios, con inversiones, en núcleos de inteligencia informativa.

Los próximos movimientos de capitales  en la industria del periodismo no serán en rotativas, en plantas industriales ni en flotillas de vehículos,  sino en establecer centros de gestión de datos -que serán las redacciones- con inteligencia artificial generativa y general, debidamente entrenada para agilizar la operación, asegurar calidad, precisión y menores costos.

La  formación periodística actual raramente abarca el “prompt engineering” y habilidades relacionadas con la IA de manera extensiva. Al menos en República Dominicana el tema es prácticamente inexistente y, sin temor a equivocarme, no forma parte de los foros académicos relacionados con las ciencias de la comunicación.

Esta laguna educativa puede dejar a los periodistas de hoy mal equipados para las demandas del mercado laboral que valoriza la tecnología. Integrar “prompt engineering”  en la  educación  periodística  aumentaría la eficacia de los contenidos.

La habilidad para trabajar con IA permite una verificación más rigurosa de hechos, una producción más ágil de noticias, esenciales en un mundo donde la información se consume rápidamente, y la posibilidad de construir antecedentes (background), que confieran credibilidad y contexto a las noticias y las opiniones.

 La IA acompañante del periodismo

Pero el uso de la IA en periodismo no está exento de dilemas éticos, especialmente en lo que respecta a  la posible introducción de sesgos. Las escuelas deben preparar a los estudiantes para enfrentar estos retos, inculcando un sentido ético fuerte y habilidades críticas para evaluar y utilizar de manera responsable las herramientas de IA.

Plataformas como ChatGPT, Jasper AI, Outranking, ClosersCopy y CopyAI siembran una revolución en  la creación de contenido. Si bien herramientas como ChatGPT no son ideales para la producción  de contenido factual, resultan  invaluables para resumir documentos extensos, clarificar conceptos complejos y adaptar textos para distintas audiencias.

Estas capacidades liberan a los periodistas para enfocarse en tareas críticas como la investigación detallada y la verificación rigurosa de los hechos. Aplicaciones como Rev, Otter, Descript, GoTranscript y Sonix automatizan la conversión de audio a texto, lo que facilita la transcripción de entrevistas y la producción de contenido escrito a partir de fuentes sonoras.

En periodismo multimedia, herramientas como DALL-E 2, Stable Diffusion y Midjourney abren nuevas posibilidades para la narrativa visual. Estos generadores de imágenes y videos permiten a los periodistas crear material visual impactante sin necesidad de extensos recursos gráficos.  La adopción de estas tecnologías optimiza  la productividad y permiten  a los profesionales explorar formas innovadoras de narrar y presentar historias.

Nuevos ejecutivos de medios

Los ingenieros de prompt, expertos en lenguaje natural, tendrán que formar parte del cuadro de mando en las redacciones, pues  desempeñan un papel crucial como mediadores entre las metas periodísticas y las capacidades computacionales de la IA, asegurando que las interacciones con estos sistemas sean lo más eficaces posible.

Si no quieren quedarse en la prehistoria, directores,  editores, jefes de información, de redacción o de cierre deberán -además de contar las competencias periodísticas- serán  ingenieros de prompt  para poder  la liderar la recuperación de información y el análisis de datos, herramientas vitales en el periodismo moderno.

La relevancia del prompt engineering en el periodismo va más allá de la simple mejora del rendimiento de los modelos de lenguaje. Al ofrecer un marco para formular preguntas o comandos con claridad, concisión y especificidad, los periodistas pueden lograr altos niveles de calidad y profundidad en sus historias.

Los prompt engineers, por tanto, actúan como arquitectos lingüísticos que transforman objetivos editoriales en instrucciones comprensibles para las máquinas. Esta capacidad de moldear el lenguaje para satisfacer necesidades específicas establece un puente vital entre la complejidad de la IA y la comprensión humana, potenciando significativamente el papel del periodismo en la era digital.

La academia y las redacciones deberían dar un giro fundamental a los programas de formación de periodistas y, desde ya, promover la lectura del pensamiento que sobre la IA y el periodismo que desarrollan profesores  como Nicholas Diakopoulos,  Charlie Beckett,  Andreas Graefe, Francesco Marconi,  Seth C. Lewis, entre otros.

A pesar de todas las oportunidades que las tecnologías ofrecen para mejorar el periodismo, la inteligencia natural, el olfato periodístico y la capacidad de asombro son insustituibles. La curiosidad innata de un periodista, su habilidad para navegar por matices complejos de la narración y su entereza ética no pueden ser replicadas por algoritmos.