La economía alemana entró en recesión este año pasado, mientras que, tras un arduo esfuerzo, la economía de Japón creció un 1.9 por ciento. Aun así, reportes de prensa indicaron hace dos meses que Alemania pasó a superar a Japón como la tercera economía del mundo. Y entonces la gente se preguntará, pero ¿cómo es eso? Parece un rejuego de palabras. Mientras Japón crece y Alemania decrece resulta que es Alemania la que lo supera en el ranquin mundial.
Primer engaño de las estadísticas. Es una simple ilusión monetaria. Para hacer la comparación, se toma el tamaño del PIB de ambos países, expresado en dólares estadounidenses para tenerlos en la misma unidad de medida. Pero ocurre que ni el PIB de los japoneses ni el de los alemanes se mide en dólares. Como el PIB de Japón se mide en yenes, y el de Alemania en euros, hay que hacer la conversión de ambos a la moneda de un tercer país. Y aquí entran en juego las tasas de cambio.
Pues resulta que, como parte de su política para reanimar la economía, el Banco de Japón ha impulsado una fuerte devaluación del yen en los últimos dos años, en tanto que el euro lo que hizo fue revaluarse.
Al expresar en dólares un valor en yenes, arroja como resultado un monto menor, como ocurre con cualquier moneda cuando se devalúa, mientras que, al contrario, al transformar en US$ un valor en euros lo que resultan es más dólares. De esta manera, parece que la economía alemana es mayor que la japonesa, aunque ninguno de los dos números refleja la realidad que se pretende medir con el PIB, que consiste en que los japoneses pasaron a vivir mejor porque su economía creció y los alemanes peor.
Segundo engaño de las estadísticas. Ni Alemania ni Japón es la tercera economía del mundo, de modo que ambas afirmaciones son falsas. La tercera economía del mundo desde hace mucho es la India, pero ocurre que cuando los organismos internacionales emiten las cifras estadísticas habitualmente lo hacen a precios corrientes, es decir, al valor a que cada uno vende los bienes y servicios que allí se producen; pero resulta que tanto en Alemania como en Japón los productos se venden mucho más caros que en la india.
Si todo producto de la India se vendiera al precio de Japón o de Alemania, o lo que es igual, cuando se expresan en paridad de poder de compras, no solo el PIB de India es mayor, sino que supera a Alemania y Japón juntos. Eso no significa que los indios vivan mejor, dado que su PIB tiene que repartirse entre 1,430 millones de personas, mientras que los de Alemania y Japon entre 83 y 125 millones, respectivamente.
Tercer engaño de las estadísticas. El presidente estadounidense Joe Biden, al igual que gran parte de su pueblo, está feliz porque le han dicho que el PIB de China en 2023 fue apenas el 66% del de los Estados Unidos, y que antes de él llegar era de 67%, lo que le permite afirmar que ha sido un éxito su política aplicada para retrasar el crecimiento de la economía china e impedir con ello que sobrepase a la norteamericana.
Pero su sonrisa se diluye de inmediato cuando sus tanques de pensamiento le advierten que eso es una simple ilusión monetaria, pues entre el 2019 y el 2023 el PIB de China aumentó en 20% y el de EUA en siete por ciento. Entonces se pregunta, pero ¿cómo es eso, que el perseguidor corre el triple más rápido y en vez de acercarse se aleja del que va adelante?
Ocurre que para medir eso de la supremacía económica los norteamericanos usan el PIB a precios corrientes, el cual ha aumentado más que el chino. Medido así, en 2023 el producto de Estados Unidos fue 26.3% más alto que en 2019, mientras el de China fue 25.9% más alto.
Ahora bien, el PIB corriente puede aumentar porque aumente la producción de bienes o porque aumenten los precios, y resulta que el incremento de China se explica por la producción (20%) y el de EUA por los precios (18%).
De modo que sus think tanks le han dicho al Sr. Biden que la única manera de evitar que los chinos le sobrepasen es generando más inflación, y eso sí que no le gusta, porque le puede llevar a perder las elecciones. Y a los norteamericanos les interesa conservar la supremacía, pero también controlar la inflación. Porque si fuera así China también podría sobrepasarles provocando inflación, y así no se vale.
Cuarto engaño de las estadísticas. No es que la economía china va a superar a la estadounidense, llegando a ser la primera del mundo, es que ya hace mucho que lo es. Al igual que en el caso de la India, en paridad de poder de poder de compras el PIB chino superó al estadounidense desde el 2016, y en el 2023 ya le sobrepasa en 34%. Es decir, que si todo lo que se produce en China se vendiera a los precios prevalecientes en los Estados Unidos, su PIB sería un tercio más alto.
Las estadísticas engañan, a veces.