La Asociación Dominicana de Profesionales del Trabajo Social (ADOPTRASOC) desarrolló el martes 8 de marzo un conversatorio, conferencia, con el título “Hacia la Igualdad, la Autonomía de las Mujeres: Día Internacional de la Mujer”.

Marzo también es el Día del Trabajo Social Profesional a nivel mundial.

Acá desarrollo algunas de las ideas de las planteadas en ese evento, así como otras ideas.

Como profesional del Trabajo Social, como ciudadana social y política, en lo personal, pienso que es importante cultivar una interioridad fuerte, serena, inclusiva, amorosa, donde predomine la empatía, y el humanismo…. Para esto se necesita de la fuerte convicción de dar valor a vivir con felicidad, a vivir con un amor incondicional y absoluto hacia nosotras/os y hacia los demás.

En ese tenor me identifico con la consigna de Rosa Luxemburgo, citada para conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer en el año 2021, en Argentina, por el Ministerio de la Cultura:

Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.

Rosa Luxemburgo (1871-1919).

Disponible en: https://www.cultura.gob.ar/rosa-luxemburgo-la-revolucionaria-imprescindible-8804/

Además de citar la igualdad, el respeto humano hacia las diferencias y la libertad, como parte del legado de Rosa Luxemburgo, en marzo, mes para resaltar el valor de las mujeres, creo es pertinente visibilizar su apuesta por la paz.

Apelar a la paz es necesario en estos tiempos donde se desarrolla una guerra que envuelve a Rusia, a Ucrania, a los países que conforman a la OTAN (que incluye a países de Europa y a Estados Unidos con un compromiso de defensa mutua frente a Rusia, alianza heredada desde la Guerra Fría, que se supone no tenga pertinencia, al menos que no se juegue a conflictos de guerra a nivel mundial). Necesitamos del pacifismo de Rosa Luxemburgo ante una guerra que envuelve intereses geopolíticos; necesidades de seguridad, no solo de Rusia, sino de todos/todas las partes, la ciudadanía, los pueblos, que sufren por esas limitaciones para la escucha, el respeto, el amor hacia la gente, de parte del liderazgo de las partes envueltas.

En este artículo sobre Rosa Luxemburgo el Ministerio de Cultura de Argentina se destaca también como parte del legado de esta líder socialista, sus posiciones de defensa del socialismo democrático, de la paz:

Pacifista, defensora acérrima de la democracia en el seno de la revolución, luchadora incansable, feminista, una mujer imprescindible. Ibid.

Todos y todas nos identificamos con la felicidad, la alegría, el optimismo, aún sea de manera consciente o inconsciente. Aún en el resentimiento, el mismo se origina en el dolor por lo que dificulta la felicidad.

Conviene pues educarnos, hacer un esfuerzo por cultivar con profundidad, con conciencia, los fundamentos de la felicidad, y como amante de la felicidad, propongo, las siguientes cualidades y una cultura de:

  • Espíritu de colaboración, trabajo en equipo, no competencia, sinergia, en fin, relaciones humanas constructivas.
  • El agradecimiento, la humildad, la naturalidad, el hábito de la respiración, la serenidad, la meditación, para desarrollar la inteligencia emocional, la empatía y la comunicación asertiva, serena, segura, abierta…
  • El trabajo, el esfuerzo, pero fundamentado en priorizar lo que nos motiva, nos apasiona; no en base al dinero, al prestigio, la vanagloria, la fama…A un ritmo de sentir más de ser seres automatizados, hacer despacio, respirar, sentir plenitud e impecabilidad al hacer el trabajo.
  • Aceptación, fluir, amar, no vivir a la defensiva, no acoger el resentimiento, no enganchar con personas, grupos que tengan actitudes hirientes, ofensivas, de discriminación, violencia…

Terminé la conferencia con la frase: “la serenidad es posible”. Porque estoy convencida de que para sembrar la felicidad, superar la violencia, vivir desde el optimismo, el agradecimiento, se necesitan actitudes diferentes a las patriarcales, a las de la guerra, a la de la competencia; como son el desapego sano, la respiración y la meditación, para un yo consciente, para que seamos dueñas/os de nuestros destinos, de nuestros proyectos de vida,  humanos que aceptan las diferencias, socialmente iguales, y libres… tal y como nos planteó Rosa Luxemburgo, como parte de su legado.