Los representantes del Ministerio de Educación de la República Dominicana llevan décadas hablando de la importancia y de la necesidad de la evaluación de desempeño de los docentes. La sociedad espera con ansias que esta se realice. En el ámbito educativo asumimos la evaluación como un proceso estratégico y flexible orientado a posibilitar la identificación de avances, cambios significativos y mejoras prioritarias en la experiencia de aprendizaje de los estudiantes, de los docentes y de los gestores.
Este proceso requiere avanzar desde el énfasis técnico al participativo, al democrático y al que genera nuevas prácticas. Si se logra dar este salto cualitativo, se podrá entender y asumir la evaluación como aprendizaje estratégico. Este tipo de aprendizaje pone el foco en el empoderamiento de los sujetos de la evaluación. Con esta modalidad de evaluación se descarta el carácter punitivo y el factor sorpresa en el proceso evaluativo. Los sujetos que van a ser evaluados reciben información clara, completa y actualizada del proceso evaluativo.
Asimismo, participan en la construcción del proceso evaluativo para que éste sea más realista y democrático. Se descarta la construcción de este proceso con la mirada exclusiva de los dirigentes nacionales y de expertos. Éstos no se excluyen, pero con su sola participación se convierte en un proceso vertical, que le resta a la horizontalidad y a la estrategia constitutiva de sujetos. Ninguno de los actores puede ser objeto de la evaluación de desempeño. Se espera que su participación sea consciente, reflexiva y crítica. Esta criticidad ha de posibilitar la formación de un juicio evaluativo consistente.
Se ha de saludar la evaluación de desempeño que próximamente aplicará el Ministerio de Educación de la República Dominicana. Además de valorar este paso, lo invitamos a que revise cómo está diseñando el proceso. En el proceso evaluativo son importantes las fases de diseño, de aplicación y la relativa a resultados. Las tres fases requieren implicación de los actores. Es tiempo de reducir o eliminar de forma radical la exclusión de los sujetos de la evaluación del proceso de construcción del mismo.
La evaluación ha de ser para todos. Docentes, estudiantes y gestores de la educación deben ser evaluados. No hay razón alguna para que la evaluación de desempeño sea sólo para los docentes. En este país, ya se debe evaluar el desempeño de los que dirigen los centros educativos y el Ministerio de Educación. Ha de ser una evaluación participativa, pero con el rigor que requiere la calidad de la educación. Hay demasiada permisividad con las autoridades que históricamente han dirigido la educación dominicana. Su desempeño requiere evaluación.
Evaluación para todos no se ha de entender como una fórmula populista más. No. Es de justicia la evaluación del desempeño de los que están en las aulas, de los que lideran los centros y de los que a nivel nacional marcan las pautas del trabajo educativo. Por ello es necesario que se revisen las concepciones sobre la evaluación de desempeño. ¿Por qué se habla primero de identificar mejoras? ¿Por qué no se piensa primero en los avances, en los cambios de la práctica? ¿Es que en los docentes no se puede evidenciar ningún avance?
Diseñar la evaluación de desempeño sólo para identificar mejoras responde a una concepción de evaluación restrictiva y desactualizada. Es necesario transformar esta concepción por una más coherente con lo que ocurre en la trayectoria de cualquier profesional: avances, retrocesos y nuevas prácticas. Esta tríada está presente en toda experiencia del ejercicio profesional. Si enfatizar las mejoras implica someter los actores al miedo, al pánico, esto no debe promoverse.
La evaluación de desempeño ha de asumirse como una experiencia liberadora de los saberes, de las buenas prácticas, de los hitos de los actores en su trayectoria. Ha de constituir una oportunidad para el desarrollo integral de los participantes. Lejos la punición, la promoción del miedo y de la falta de libertad para pensar, aportar, proponer y demandar una evaluación de desempeño justa, incluyente y facilitadora de aprendizajes para todos los participantes.
Abogamos por evaluación de desempeño para los dirigentes nacionales de la educación dominicana. Los aprendizajes significativos han de ser impulsados y practicados desde la misma sede del Ministerio de Educación. Es inadmisible que la evaluación de desempeño tenga una mirada y una aplicación tan parciales. Ha de imperar una estrategia más integral, para que la evaluación de desempeño, tan necesaria, alcance a todos los actores del sistema educativo.