“Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”. Pablo Neruda

Sobre la controversia generada por la aprobación de una ley que declara la Circunvalación de Santo Domingo con el nombre de Dr. José Francisco Peña Gómez, en sustitución de Presidente Juan Bosch, bajo el argumento de que no existía una ley aprobada para ello, el presidente de la República Luis Abinader solicitará al Congreso Nacional que dicha obra vial conserve el nombre del ex presidente Bosch y que la avenida Ecológica lleve el nombre del primero. Dicha vía tenía varios años con el nombre de Juan Bosch.

Sobre este tema quiero expresar lo siguiente. Por mi experiencia como legislador, como representante de la provincia de La Vega, pude observar, sin temor a equivocarme, que lamentablemente, salvo algunas excepciones, la mayoría de los legisladores de ambas cámaras, de todas las bancadas, carecen de la capacidad y la voluntad política para someter proyectos de leyes e iniciativas que contribuyan con el desarrollo institucional, económico, político, cultural del país, pues no poseen la debida formación política, profesional ni social necesarias para ello. No se preocupan por servir al país ni a las comunidades que los escogieron. Solo se preocupan por obtener canonjías y beneficios personales.

De ahí que solo buscan someter algunas resoluciones para reconocimientos a personalidades destacadas en el deporte, arte, política, en el ámbito empresarial, profesional o social o para designar algunas obras públicas (calles, avenidas, autovías, escuelas, parques, estadios, edificios públicos, etc.) con el nombre de figuras destacadas. Porque es lo más fácil de lograr su aprobación. Es lo que ha sucedido con el proyecto citado.

Las grandes figuras públicas y emblemáticas (líderes, próceres, héroes, políticos, entre otros) que han luchado, sacrificado y que lo han entregado todo a cambio de nada por las libertades, independencia, soberanía, por la justicia social, derechos humanos de sus naciones, no lo hicieron en busca de trascender a la posteridad, para que lo reconozcan luego de su muerte; no le interesa el culto a la personalidad. Pues como lo expresara el apóstol de la independencia de Cuba, Jose Martí: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”.

Le podrán quitar el nombre a todas las obras públicas que han sido nominadas con su nombre, pero a Juan Bosch jamás le podrán quitar los méritos, su espacio en la historia, el prestigio, el decoro, la honra, la gloria alcanzada durante toda su vida por la liberación y por su lucha democrática a favor de este país, renunciando a todo por lograr un país digno, justo y soberano para todos los dominicanos.

Recuerdo que en una ocasión, en medio de diferencias políticas, Juan Bosch le respondió a su amigo y compañero de infancia el expresidente Antonio Guzmán Fernández que él sabía cómo se hace el dinero, quizás más que el propio presidente, pero que no nació para hacer dinero, sino para servirle al país sin ningún tipo de interés mercurial.

La actitud asumida por la bancada del PRM en ambas cámaras legislativas, aprovechando su mayoría absoluta, debe ser considerada como un irrespeto y una vulgar desconsideración a la figura del insigne prócer y ex presidente de la República, Profesor Juan Bosch, el quitarle su nombre a esa vía pública para colocarle el de José Francisco Peña Gómez, pues este hecho se observa como una competencia política.

Hace unos diez años publicamos un artículo que nadie se ha atrevido a hacerlo, solicitando que la avenida John F. Kennedy fuera nominada con el nombre de Presidente Juan Bosch, a sabiendas de que a don Juan nunca le gustaba el culto a la personalidad. Lo hicimos porque esa avenida no merece llevar el nombre de la persona que permitió y autorizó el golpe de Estado contra su gobierno, en febrero de 1963, cuyo acontecimiento le produjo al país un retroceso de más de 50 años en lo institucional, en lo económico, político y social, obstruyendo nuestra democracia y provocando la Revolución de Abril de 1965.

Juan Bosch lo que más deseaba era que los dominicanos siguiéramos su ejemplo de honestidad y dignidad, de defender nuestro país, combatir la corrupción, defender nuestra soberanía, nuestros recursos naturales, el medio ambiente, la salud y la educación; el derecho al empleo, a la salud, a la educación, a la alimentación y a la vivienda; la seguridad social y ciudadana, nuestras fronteras y una verdadera justicia. El no deseaba que las obras públicas fueran nominadas con su nombre.