El pasado mes se otorgó el premio Nobel de Economía 2023 a Claudia Goldin, catedrática de la Universidad de Harvard, Estados Unidos. Según el Comité del Premio de Ciencias Económicas, “por haber avanzado en la comprensión de los resultados del mercado laboral de las mujeres…y porque gracias a su innovadora investigación ahora sabemos mucho más sobre qué barreras habrán de superar en el futuro”. La economista Goldin rastreó archivos y recopiló más de 200 años de datos de Estados Unidos, lo que le permitió demostrar cómo y por qué las diferencias de género en los ingresos y el nivel de empleo han cambiado con el tiempo.
Ella descubrió factores claves en el mercado laboral, entre ellos, que las mujeres tienen menos participación en el mercado laboral mundial y, cuando trabajan, ganan menos que los hombres. Que durante el siglo XX, los niveles de educación de las mujeres aumentaron continuamente y en muchos países de altos ingresos son ahora sustancialmente más altos que los de los hombres. Y que una explicación consiste en que las decisiones educativas que afectan las oportunidades profesionales de toda una vida se toman a una edad muy joven.
Y, además, demostró que antes de 1970, las mujeres eran vistas y se veían a sí mismas como asalariadas secundarias, que trabajaban para complementar los ingresos de su familia, pero estaban dispuestas a abandonar la vida laboral si tenían hijos o sus maridos ganaban lo suficiente; pero luego empezaron a verse de forma muy parecida a como lo veían los hombres. Se veían a sí mismas con posibilidades de seguir trabajando incluso después de casarse, lo que las llevó a formarse más, a casarse más tarde y, como siempre habían hecho los hombres, a ver su trabajo como una parte importante de su identidad.
La profesora Goldin demostró que el porcentaje de mujeres activas remuneradas aumentó de forma constante debido al cambio de una sociedad agraria a una industrial; de una economía basada en el trabajo manual al trabajo de oficina. Lo que contribuyó al aumento de la educación de las mujeres, un hecho, que junto a la fabricación de equipos domésticos como neveras y lavadoras liberaron a más mujeres para trabajar fuera de casa. Ella afirma que en Estados Unidos hasta la década de 1960, las mujeres tenían menos de la mitad de probabilidades que los hombres de recibir remuneración; pero en el año 2000, ya se habían eliminado la mayor parte de las trabas que limitaban su participación en el trabajo.
Es importante destacar que la investigadora Goldin demostró que el uso de la píldora anticonceptiva fue una tecnología transformadora, que jugó un papel importante al ampliar la capacidad de elección de las mujeres. Que influyó en retrasar el matrimonio, tomarse más en serio la universidad, planificar un futuro independiente y formar su identidad antes de casarse y tener familia; lo que ha tenido profundas repercusiones económicas y sociales.
Por lo todo lo anterior, el intelectual Paul Krugman, premio Nobel de Economía, dijo que el premio a Claudia Goldin es enormemente relevante para el presente, y un modelo de lo que deberían ser las ciencias sociales; por lo que merece ser celebrado. Y el notable economista dominicano Jaime Aristy Escuder dijo que la profesora Goldin ha influido en su formación, y que debió recibir el premio Nobel hace veinte años. Felicidades y larga vida a la tercera economista en recibir un Premio Nobel.
** Este artículo puede ser escuchado en audio en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván en Spotify.