Cuando los Estados se reunieron en la conferencia de las partes en París en 2015 llegaron a la convicción de que era necesario que todos los sectores se involucraran en las acciones contra el cambio climático, para limitar el aumento de la temperatura global muy por debajo de los 2 grados centígrados y continuar los esfuerzos para no superar los 1.5 grados centígrados en promedio a largo plazo. Tras muchas negociaciones, todas insuficientes, esa barrera ya se superó; pero todavía hay mucho que puede hacerse en materia de adaptación y mitigación.

En el caso de las empresas, esto pasa por las estrategias de sostenibilidad y cómo se aborda el cambio climático desde los puestos de trabajo y la cultura organizacional. Aquí es donde entran los embajadores verdes como aliados invaluables de la organización.

Los embajadores verdes, dicho de un modo muy simple, son empleados que asumen un rol activo en la promoción de la sostenibilidad dentro de las empresas. Implementan prácticas responsables en sus tareas diarias, a la vez que fomentan un entorno donde la cultura corporativa integra la sostenibilidad como un eje estratégico.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la transición hacia economías con bajas emisiones de carbono puede generar hasta 60 millones de nuevos empleos para 2030, siempre que haya medidas que involucren a todos los sectores. En este escenario, los embajadores verdes se convierten en piezas clave para que las estrategias empresariales sean efectivas y generen impacto real.

En su libro “Y ahora yo que hago”, el doctor en biodiversidad Andreu Escrivá, aborda el cambio climático desde una perspectiva que busca evitar la parálisis por culpa y promover la acción efectiva, una mentalidad que es importante promover entre los colaboradores que aspiran a ser embajadores verdes, pues las grandes problemáticas ambientales de la actualidad podrían parecer insalvables, o nuestras acciones insignificantes para generar algún tipo de cambio.

En ese sentido, Escrivà ofrece herramientas para que los individuos se activen y fomenten el cambio en su entorno, explorando las raíces de la insostenibilidad y sembrando las bases para un futuro más sano en materia medioambiental.

Partiendo de este mindset, los embajadores pueden participar de distintas maneras. Reducir el consumo de recursos es una de las estrategias más inmediatas, implementando prácticas como la optimización del uso de energía y agua en la oficina, la correcta separación de residuos y la digitalización de documentos para disminuir el uso de papel. En muchos casos, se estila la firma de una carta compromiso en la que cada individuo establece propósitos personales de cara a su rol dentro de la organización, lo que le facilita acciones concretas, tangibles y medibles, incrementando su grado de compromiso con la labor asumida.

Sobre el tema de la movilidad, la promoción del transporte sostenible, la implementación de incentivos para el uso de bicicletas o la preferencia por videoconferencias en lugar de desplazamientos físicos también contribuyen a reducir la huella de carbono corporativa. De hecho, en este punto, puede vincularse la labor a los esfuerzos de reducción de jornada laboral que se están impulsando en la República Dominicana o a incentivar jornadas de trabajo remoto, de acuerdo con las posiciones de los embajadores y sus objetivos de sostenibilidad.

El impacto de estas acciones trasciende el entorno inmediato. Cuando los empleados se comprometen con la sostenibilidad, mejoran la eficiencia operativa de la empresa y refuerzan su reputación. Datos de la OIT indican que los efectos del cambio climático pueden reducir la productividad en sectores clave en más de un 20 %, lo que hace aún más relevante la participación de los colaboradores en estrategias de mitigación. Empresas con programas internos de embajadores verdes han reportado mejoras en la reducción de costos operativos, mayor compromiso de los empleados y una percepción más favorable de su marca entre clientes y socios estratégicos.

En términos más simples, en el momento que la empresa cuenta con un equipo de embajadores que asume retos internos, difunde los valores de la organización y se apropia de la misión corporativa, los objetivos incrementan sus posibilidades de logro y reducen sus riesgos. A la vez, la integración de los mensajes clave de la organización adquiere la perspectiva de autenticidad necesaria para acceder a atributos reputacionales que solo se obtienen mediante las acciones concretas. Los embajadores difunden la visión de la empresa a la vez que defienden un propósito compartido con la comunidad.