En mi equipo juega Borges

en defensa, y en medio campo

Neruda, Cavafis y Hikmet,

y delantero según mi olfato

de entrenador–y mi reserva

fuerte y vasta–Yeats, Eliot,

o Sylvia Plath. No hay

posibilidades que tu equipo

de poetas fanfarrones gane

ni un partido. Acepta el dominio

de la lírica. En el campo

y en el escritorio. Que Dios

nos bendiga con paz después

de esta guerra siempre inútil.

Comamos pavo y camote.

Bebamos sidra.