Discierne verdades sagradas,
inspira versos divinos,
ama y sirve sin medidas,
ausculta la realidad,
transforma vidas y contextos,
canta, celebra sin banalidad.
Es un corazón confiado,
abierto sin excepción,
inspirador de sueños,
amable sin bordes tiesos,
cauce de dones plurales,
mar de recuerdos tiernos.
El corazón sensato
recupera alegrías perdidas,
siente el dolor de todos,
acoge con ilusión,
levanta a los hundidos,
contempla siempre al Señor.