El Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, conocido por sus siglas de ALCA, fue una propuesta de política regional para “Las Américas” de un acuerdo comercial desde Alaska hasta Tierra del Fuego –según la idea imperante en la América del Norte anglosajona, hay varios continentes americanos, Norte América y Sur América como continentes separados- en lugar de un solo continente americano: América, como muestra la geografía y la lógica. Lo que pasa es que para EEUU ellos son “América”.
En 1994 el gobierno de los Estados Unidos invitó a todos los países de “Las Américas”, excepto Cuba, a una Cumbre en Miami para discutir el planteamiento -a invitación del entonces inquilino de la Casa Blanca, Bill Clinton. La propuesta vino después de un largo periodo de ausencia de políticas globales de EEUU hacia sus vecinos al sur. Estábamos en medio de la larga noche del neoliberalismo y las políticas del Consenso de Washington.
A inicios de los años 1960, el presidente John F. Kennedy formuló la llamada “Alianza para el Progreso” en 1961, como una respuesta “contrainsurgente” a la onda de choque de la revolución cubana de 1959. Con el fracaso de la Alianza, que planteó una reforma agraria para acabar con las oligarquías terratenientes, una reforma del Estado con una modernización de sus instituciones, el impulso al cooperativismo y los financiamientos al desarrollo y cooperación económica para evitar la insurgencias tipo Cuba en los otros países latinoamericanos.
La Alianza estableció un programa de inversiones y préstamos de 20 años por 20.000 millones de dólares, pero estos nunca se cumplieron, acompañado de los siguientes objetivos:
- Un incremento anual del 2,5% del ingreso de capital
- Establecimiento de gobierno democráticos
- Eliminación del analfabetismo de adultos para 1970
- La estabilidad de precios, eliminación de la inflación o deflación
- Mas equitativa distribución del ingreso
- Una a Reforma Agraria
- Planificación Económica y Social.
La Alianza para el Progreso incluía varias reformas, pero la oposición frontal de las oligarquías terratenientes y los militares hicieron imposible cumplir los objetivos. Hubo mucho entusiasmo en las elites mas modernistas de América Latina, pero el asesinato de Kennedy en 1963, sus sucesores, como Johnson, Nixon y Ford, hizo colapsar la Alianza en 1970. El más claro abandono de las metas democráticas de la Alianza fue la invasión de mas de 45.000 marines a Santo Domingo para impedir una revuelta democrática contra un golpe de Estado. Ahí quedó enterrada la Alianza para el Progreso.
Pero desde la creación de los Estados Unidos, las relaciones con sus vecinos del sur han sido tortuosas y llenas de diferencias. A inicios del siglo XIX, en 1823, el presidente James Monroe proclamó la teoría del “Destino Manifiesto” de las entonces pocas ex colonias británicas de la costa Este para controlar y expandirse en América. Lo primero fue la expansión hacia el sur y hacia el oeste de su territorio, con una sucesión de incursiones militares, robos de tierras indígenas, una guerra sin cuartel del US Army contra los nativos americanos y hasta la compra de territorios, como el caso de Alaska, Luisiana y Florida. Sin embargo la sed constituir una “nación continental” del Atlántico, donde nació, hasta el Pacifico, no conoció tregua. El mas directo afectado fue México (¡Oh pobre México!), que por distintas acciones de agresión y guerras, le mutilaron los actuales estados de Texas, California, Nuevo México, Colorado, Nevada, Utah, y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma. Estamos hablando de mas de 4 millones de km2, de los 10 que hoy tienen los EEUU.
América hispana, portuguesa y los pueblos esclavizados de africanos desterrados y nativos diezmados o encerrados en “reservaciones”, han sido las victimas de esa expansión sin medida. La última etapa de esa expansión fue la Guerra Hispano-Americana de 1898, en la cual, con un incidente creado artificialmente en la Bahía de La Habana (la explosión del Maine), EEUU declara la guerra a España para apropiarse de sus ultimas dos colonias en El Caribe –Cuba y Puerto Rico-.
A fines del siglo XIX, por iniciativa de EEUU se lleva a cabo en Washington, la “Primera Conferencia Internacional Americana” del 2 de octubre de 1889 al 19 de abril de 1890, que son las bases iniciales del control institucional de todo el continente. Esas reuniones se realizaron desde 1889 hasta 1954 cuando se llevó a cabo la Decima Conferencia Panamericana en Venezuela. Hubo varios esfuerzos previos a reuniones americanas comenzando con el Congreso de Panamá convocado por Simón Bolívar en 1826. Después hubo varias reuniones cumbres de países hispanoamericanos sin los Estados Unidos, pero ninguna tuvo la continuidad de aquella convocada en 1889. Esa Primera Conferencia fue la base para la posterior creación de la “Oficina Comercial de las Repúblicas Americanas” (1890-1902) y la “Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas” (1902-1910) y la “Unión Panamericana” creada en la IV Conferencia de Buenos Aires en 1910. La Unión Panamericana fue reemplazada en 1948 por la actual OEA. Todas esas organizaciones tuvieron sede en Washington, DC. Es decir, desde 1823 hay una política explicita de Estado Unidos hacia sus vecinos del sur, que podía incluir organismos de asociación como los mencionados, siempre bajo la tutela atenta de Washington, pasando por guerras, como las guerras contra México, la guerra Hispano-Americana, o la separación “inducida” de Panamá de Colombia en 1902 curiosamente firmada entre ambos países a bordo del Acorazado Wisconsin de la Marina norteamericana.
A partir de ahí comenzó la geopolítica del Caribe como “Mar Americano” con las bases de Guantánamo, las de Puerto Rico, la construcción del Canal de Panamá y la creación de la Zona del Canal amputada a Panamá con 12 bases militares, la ocupación de Cuba, Puerto Rico –que perdura hasta hoy- Nicaragua, Haití, y la República Dominicana entre 1898 y 1934 y el control naval total del “Mare Nostrum” caribeño. Un gran teórico de la Armada norteamericana, el Almirante Alfred Thayer Mahan sistematizó el destino manifiesto de EEUU en El Caribe, y que según John Keegan lo llamó “el mas importante estratega norteamericano del Siglo XIX”. El Caribe se dividió en pequeñas colonias británicas, francesas, danesa y holandesas siempre bajo tutela de EEUU, y el gran poder sobre el resto de las naciones independientes, insulares o continentales.
Luego del fracaso de Alianza para el Progreso, y los golpes militares de los 60, 70 y 80, la política de EEUU se centró en la llamada “Iniciativa de la Cuenca del Caribe” del Presidente Reagan, como una respuesta en el plano comercial al triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua, y la insurgencia en El Salvador y Guatemala. La ICC solo existió para los países centroamericanos y del Caribe, hasta la llegada del neoliberalismo y la creación de la OMC en 1994. Ese mismo año se realiza la Primera Cumbre de las Américas en Miami con el objetivo claro de constituir una Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). La presidencia del comité de negociaciones del ALCA fue compartida entre EEUU y Brasil. Las negociaciones fueron duras, ya que EEUU y Canadá se negaban a abrir sus mercados a las exportaciones agrícolas latinoamericanas manteniendo la alta protección y los subsidios, mientras exigían la apertura total de los mercados internos de los países latinoamericanos y caribeños. Igual a lo sucedido en la OMC.
Finalmente, después de casi 10 años de negociaciones, el advenimiento de gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina, como el de Néstor Kirschner, Hugo Chávez, Pepe Mujica, Evo Morales, Lula da Silva entre otros, en la Cumbre de Mar del Plata en 2005, se le hizo un entierro formal al ALCA y se abandonaron las negociaciones para siempre. Sin embargo, las Cumbres se han mantenido. Las Cumbre de las Américas perecen recorren el mismo trayecto que las Cumbre Iberoamericanas, que han pasado a la intrascendencia. Como dijo el presidente López Obrador, “América requiere de un organismo de negociación e integración y acuerdos autónomos, no lacayo”. Ha propuesto que ese espacio sea la Comunidad de Estados Latino Americanos y Caribeños (CELAC).