Esta semana, el catedrático y escritor dominicano Manuel Matos Moquete, a sus 80 años, recibió el merecido Premio Nacional Feria del Libro Eduardo León Jimenes, sumándose a otras importantes distinciones que ha recibido a lo largo de su vida. Tuve la oportunidad de conocerlo cuando, junto a mi noble profesora de psicología, la Dra. Josefina Padilla Vda. Sánchez, visitábamos cada jueves a los presos políticos en el penal de La Victoria, en la capital dominicana; a quienes llevábamos alimentos, medicinas, libros y ofrecíamos psicoterapia.

En aquel tiempo,  al joven Matos Moquete lo conocíamos por su seudónimo, José Antonio. Era dirigente del Movimiento Popular Dominicano (MPD) y fue apresado en 1972 tras regresar del exilio, donde estuvo cinco años tras haber viajado a Cuba, donde también fue encarcelado. Entonces, los pasaportes dominicanos especificaban que no eran válidos para viajar a Cuba, China comunista, Rusia y otros países de la órbita soviética. Pero en la dictadura de Trujillo, era peor, porque el tirano debía autorizar personalmente la expedición de pasaportes. Afortunadamente, esta prohibición y  la de poseer folletos y libros considerados literatura comunista terminaron con la Ley de Amnistía para presos y exiliados políticos, promulgada por el digno presidente don Antonio Guzmán en 1978.

Recuerdo que en una de mis visitas, Matos Moquete me sugirió que hiciera mi tesis de grado sobre los presos, propuesta que fue aprobada por mi talentoso profesor y asesor, el Dr. Luis Emilio Montalvo; para lo cual elegimos a dos presos. A uno le llamamos "Sujeto F", un dirigente del MPD y estudiante de derecho que había abandonado la universidad por la política. Y al otro "Sujeto T", un dirigente del Partido Comunista de la República Dominicana (Pacoredo), un mecánico de Villa Juana que no había completado el bachillerato. El objetivo de la tesis fue demostrar que ambos sujetos eran psicológicamente normales a pesar de las torturas y agresiones que habían sufrido, y que esa normalidad estaba asociada a su ideología, o sea, a  sus valores, principios y creencias. Actualmente, uno de ellos, a sus 86 años, sigue trabajando como analista político en un popular programa radial.

Los especialistas en salud mental, como Sigmund Freud, Juan José López Ibort y Daniel Kahneman, el premio nobel, coinciden en que existe una delgada línea entre el comportamiento normal y el anormal, y que la anormalidad y el delito tienen componentes culturales. Por ejemplo, en algunas culturas, la vaca y el cerdo son animales sagrados e intocables, mientras que en otras son alimentos muy consumidos. Igualmente, los ratones, son repugnantes en nuestra cultura, pero venerados en otras.

Los expertos también han establecido que las cárceles son de los lugares más propensos al deterioro de la salud física y mental, siendo difíciles de alcanzar el bienestar y la felicidad en ellas. Y en cárceles dominicanas, suceden hechos sorprendentes, como el asesinato de un preso a manos de otro con un arma de fuego frente a la prensa, y el arma nunca apareció. Y  recientemente, un recluso secuestró y hirió con un arma de fuego al coronel comandante del penal en su oficina, junto a otras personas. Y abundan las evidencias de que las mayoría de las cárceles son focos de negocios y asociaciones de malhechores que impactan las calles.

Y el problema se agrava con la sobrepoblación. Aunque cada día aumenta la cantidad de prisioneros, y se producen incendios e inundaciones en las cárceles, como ocurre en La Victoria, la más poblada del país; construida hace más de 70 años para albergar a 1,200 reclusos, hoy amontona a unas 7,000 seres humanos, la mayoría preventivos, es decir, sin juicio ni condena; quienes malviven en condiciones inhumanas, como si estuvieran a punto de morir.

A pesar de las duras condiciones, de las cárceles de ellas han salido ciudadanos que han prestado valiosos servicios a la humanidad. Algunos incluso llegaron a ser presidentes, como Nelson Mandela, en Sudafrica; José "Pepe" Mujica, en Uruguay o Gustavo Petro, el actual presidente de Colombia. Por lo que en este tiempo de tantas reformas en el país, deberían construir nuevas cárceles y fortalecer la aplicación del exitoso Nuevo Modelo, iniciado en 2004 por el exrector de la UASD, Lic. Roberto Santana, e Ismael  Paniagua. Un modelo, recomendado por organismos internacionales y aplicado en otros países, que tiene por objetivo que las cárceles sean verdaderos Centros de Corrección, Reeducación y Rehabilitación, para los  internos; y no de degradación y corrupción. Por lo que es urgente remodelar y dignificar las cárceles dominicanas.

Felicitaciones, vida y salud al antiguo prisionero y hoy homenajeado escritor profesor   Manuel Matos Moquete. ¡Que viva nuestra patria democrática y soberana!

** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván