“El instinto malo en el hombre es más poderoso que el bueno…Todo hombre aspira al poder, y cada uno de ellos, si pudiera hacerlo, desearía convertirse en dictador. Al mismo tiempo, pocos son los que no están dispuestos a sacrificar el bien común para alcanzar el bien propio”.(Mauricy Joly, Diálogo en el Infierno: Maquiavelo y Montesquieu, 1974, Protocolo I)
La comunicación visual de los líderes políticos en los carteles de la campaña electoral forma parte de su matriz estratégica y persuasiva, reveladora de una visión del poder, del hombre y de la conducción del Estado. Desde el punto de vista de la pragmática del discurso, que es nuestro enfoque del análisis, estos son actos de habla, encadenados dentro de un macro acto comunicativo. Se hacen acompañar de imágenes elaboradas del candidato con el propósito de llamar emocionalmente la atención sobre el tipo de autoridad manifiesta y el talante de liderazgo que desea posicionarse en la mentalidad de los electores: publicidad política. Se hará un análisis de la comunicación visual y lingüística de seis actos de habla de las pancartas públicas de los tres principales líderes –Luis Abinader, Leonel Fernández y Abel Martínez- que pujan por lograr el favor de los votantes en las elecciones de mayo del 2024.
¿Qué estereotipo de hombre exhiben estos líderes políticos? Tomando en cuenta el campo semántico de la Construcción social del Género(2013: p. 23) se muestran fuertes, autoritarios, dominantes, independientes, competitivos y valientes. Para las autoras de la construcción social del género, esos rasgos son negativos y fomentan la cultura de la violencia del hombre. Sin embargo, en el ambiente electoral, los candidatos no creen eso y refuerzan en las pancartas y demás discurso electorales, los rasgos varoniles para conquistar el poder y lucir lo mejor de sí en el marco de una cultura tradicional, donde la esposa luce linda y sumisa a los planes del marido, excepto Fernández que anda solitario y su compañera le creó una rebelión, desafiando y menospreciando sus cualidades de líder carismático.
Obviamente, los asesores de los políticos estudian a las audiencias y se deben a los valores de ella para adecuar la imagen del candidato y conseguir su adhesión. El modelo tradicional de hombre fuerte y macho se ajusta y funciona en el imaginario social. Por eso, Jatnna Tavarez, en una entrevista Abel Martínez y su esposa, Nahiony Reyes en el canal 9(11 de abril, 2023, 9:PM) lo recibe ovacionada y proclama: “Este si es un macho macho”. Luego les insiste en que se besen, donde él debe tomar la iniciativa y la radiante y espectacular esposa dispuesta a seguir el juego. Nervioso, el esposo no cede a su petición y solo se besan en la mejilla.
En el contexto general del análisis de los afiches, tenemos una larga y extendida práctica patrimonialista pura y dura desde el poder y desde la oposición que engorda cada vez más la cultura del liderazgo patrimonialista y clientelista. Una tradición de sociólogos políticos han vertido mucha tinta en mostrar que ese comportamiento del macho tradicional en la política y del patrimonialismo no dejan avanzar la democracia, ni el Estado de derecho en la República Dominicana (Espinal,R,(2012,2018) Cela,J,(1998) Oviedo,J,(199) Lozano, W,(2013), entre otros).
Es mejor que lo diga el respetable sociólogo:
“Como el clientelismo apela a una relación "diádica" patrón/cliente, donde el primero por medio de prebendas somete a su dominio al segundo, se establece una cadena de lazos de dependencia que generaliza en el sistema político la relación clientelar como el procedimiento mediante el cual las 'elites patrimonialistas movilizan el voto, y por este medio controlan la voluntad del votante. Para que esto se produzca es necesario que el ciudadano se vea a sí mismo en la relación clientelar como un ente aislado, solo preocupado por la prebenda que obtendrá al conectarse con el patrón o jefe político, se requiere que el individuo ahora convertido en cliente se haya desprendido de cualquier otro compromiso colectivo que le limite en su potencial de acción prebendalista”. (W.Lozano, 18 de marzo, 2011, Acento.com.do)
La consecuencia directa de ese comportamiento vulnera la democracia, fomentan la corrupción e impunidad. Uno se pregunta, ¿cómo quiere que la ciudadanía crea en la política que se practica cuando no sabemos lo que es verdad o mentira en lo que dice y hace, sino hasta después que terminan sus mandatos los gobiernos? Aún en el gobierno del cambio, abanderado de la ética, hay mucho escepticismo en la población. No es para menos. ¿Funciona bien la justicia, la salud, el servicio de luz? Los estudios de cultura política han mostrado el escepticismo y el refuerzo de la cultura de la alternabilidad: “Esto va cambiar, solo si Dios no mete su mano”. Ni todos los que predican el verdadero cambio – no solo me refiero a los líderes políticos- muestran ejemplos que podamos emular. Entonces, buscarse el moro a cambio del voto, desde los más pobres hasta los más ricos, es la reacción ciudadana predominante para sacarles provecho al político.
Las conclusiones sobre la situación de la gestión pública y la calidad de vida del Informe de la Calidad Democrática en la República Dominicana, (PNUD, 2019) nos recuerda que se había perdido la confianza en las instituciones de la democracia porque “los datos exponen la debilidad del Estado de Derecho, la limitada capacidad de las instituciones democráticas para servir como contrapesos, las bajas garantías de derechos fundamentales y el alto grado de discrecionalidad que mantiene el Poder Ejecutivo frente a las otras ramas del Estado. Todos estos elementos construyen un contexto de vulnerabilidad de la democracia dominicana ante situaciones con potencial desestabilizador”.(p. 128).
Por consiguiente, no existe la ideología del partido, sino de la personalidad que lidera la agrupación política. Ese es otro rasgo de la cultura política tradicional, donde el tranfuguismo en tiempos electorales es un deporte nacional. Los adeptos se aferran a él como salvamento de su situación precaria y regreso al poder. Ese personalismo ideológico no quedó atrás con Peña Gómez, Balaguer ni Bosch, sino que sigue vivito y coleando en los candidatos actuales.
Dentro de ese contexto de comportamiento político electoralista, es que se produce la modalidad de la expresión enunciativa de los carteles publicitarios. Como el político necesita votos, sabe cómo conseguirlos. Fue así que consiguieron llegar al poder los que están abajo. El candidato oficialista, un empresario pragmático, le copia y ha tendido grandes avances en el manejo de la crisis heredada. No obstante, habrá que esperar que finalice su gestión para poder valorar el alcance de los cambios que pregona en el combate de la corrupción y la impunidad.
En cuanto a la actitud del modo en que estos hablan en las pancartas, se relaciona con el mensaje y un tipo de acción discursiva: condenar, rechazar, enfrentar, afirmar e imponer ante una audiencia universal dominicana. En los actos comunicativos hay un entramado lingüístico que da cuenta de una estructura profunda de la lengua y una superficial dentro de un juego político maniqueo. Los líderes reconstruyen la realidad política y económica de un modo tan peculiar que parece que vivimos en un mundo imaginario de un paraíso de bienestar (anunciado por los que están en el poder) y el infierno a la vez, denunciado por la oposición.
Descripción de los actos comunicativos.
Luis Abinader, presidente, PRM
Expresión lingüística.
Acto de habla | Contexto electoral | Tipo de acto | Intención comunicativa del político |
No hay vuelta atrás, el cambio sigue, 4+, 2024-2028 | Octubre: baja en la credibilidad de su gestión(un 33 % la desaprueba, Gallup–RCC Media), crecimiento de los seguidores del candidato de Fuerza del Pueblo, que afirmó que ganaría en primera vuelta. | Compromisario: continuación de los cambios iniciados en su gobierno | Descalificar a los opositores debido a que pertenecen-según él- al pasado corrupto, mafioso y manejo deshonesto de los bienes del pueblo. |
L24 | Noviembre: la publicación de las encuestas de la Gallup–RCC Media y Diario Libre que dan un puntaje alto al candidato, una para ganar en la primera vuelta (Diario Libre, 8-11-2023); y la otra le otorga un 49% y seguro ganador en la segunda vuelta(Diciembre: Greenberg-Diario Libre)
|
Directivo: solicitar la continuidad en el poder en el 2024. | El candidato ganador de las elecciones de mayo. Resalta L de Luis y el 24 del evento electoral. |
Expresión visual
En el primer acto comunicativo, el mensaje lingüístico está por encima de la imagen visual del presidente, que luce con una sonrisa lozana y de medio cuerpo. Respecto al segundo acto comunicativo, la figura del candidato, se coloca por encima de la expresión lingüística. Un comportamiento corporal, destilado, como un gentleman al estilo de James Bond, impecable, clásico y seguro de sí mismo. Da el paso adelante delante del triunfo del 2024. Avanza con la autoridad de un funcionario público respetable, héroe incólume, que habita en un mundo ideal, donde la ética y la política se besan. ¿Se da acaso ese beso en los aspirantes para las próximas elecciones y en su equipo de gobierno?
Leonel Fernández, candidato opositor, FP
Expresión lingüística.
Acto de habla | Contexto electoral | Tipo de acto | Intención comunicativa del político |
La fuerza de la Esperanza del pueblo | Baja en popularidad del gobierno y de la mayoría de sus funcionarios que no dan la talla en sus funciones para lograr mejor bienestar para los dominicanos. Por otro lado una masa perremeísta pobre está fuera del disfrute de pastel del que se afilian a la Fuerza del Pueblo. | Directivo: conducir al pueblo hacia un paraíso de bienestar económico (escatológico-revolucionario) | Alejar al pueblo pobre de la gestión del gobierno del “cambio” considerado como una gestión para los ricos. |
Volvamos pa lante | Quejas por el alto costo de la vida. | Compromiso: bajar el el costo de los alimentos y devolver el bienestar logrado en sus gobiernos. No incluye la gestión de Medina, sino cuando retornó al poder en el año 2024, luego de la crisis de la pesadilla del gobierno del PRD. | Fijar la atención en la dura realidad económica y alto costo en la factura eléctrica. Él es el líder salvador. |
Expresión visual
En la comunicación visual del primer acto, aparece Fernández con la boca llena de risa, mirando hacia un punto lejano en el firmamento. Asume la escatología de un porvenir luminoso que vendrá con su arribo al poder en el año 2024. Su imagen presenta un rostro iluminado y la esperanza verde, inscrita en la metafísica del liderazgo tradicional esperado por el pueblo y su voluntad de que vuelva: el eterno retorno del patriarca. Es la imagen del héroe, superior a las multitudes, que tiene el secreto y las destrezas para devolver el entusiasmo y la esperanza a un pueblo golpeado por la gestión del PRM, como en las doloras noches sin luz ni combustible, los estómagos vacíos, la tasa del dólar a mil en tiempos del Guapo de Gurabo, que se reía y hacía chistes ante el descalabro de la economía.
También utiliza la esperanza para congraciarse con los desarrapados de la sociedad, los obreros y campesinos que en otro tiempo fue alimentada por las ideologías revolucionarias y religiosas. La fuerza más grande de la revolución –escribía en su crónica André Marlraux(La Esperanza,1978) a sus camaradas de la batalla de Teruel- es la esperanza para aquellos que conocían bien la pobreza para morir contra ella con los fusiles en las manos junto a otros en la tierra de España e una ilusión lírica.
Aunque Fernández no es un revolucionario, ni tampoco un devoto religioso, apela a esas utopías para tratar de conectar con una población de la pobreza extrema, donde las creencias religiosas de un dios fuera de la historia y de la realidad social y política, que sueña con que Dios vendrá a establecer su reino, pues los hombres no lo podrán lograr por más que luchen. El pastor, Ezequiel Molina(El Día, 2 de enero, 2024), líder indiscutible de la Batalla de la Fe y orador religioso fogoso y emotivo empata bien con esa audiencia de la época pre-moderna que considera que “Dios quita y pone reyes”. Uno se rasga las vestiduras cuando escucha eso y el llamado a “estar tranquilos y en paz”, donde los ideales de la Ilustración y las conquistas modernas de la democracia a sangre y fuego no cuentan. Su audiencia no es crítica y lo acepta como mandato divino.
En el segundo acto comunicativo, llama a la atención de Fernández, su imagen de un candidato fuerte y aguerrido, con pose de hombre dispuesto a pelear por lo suyo. Se arremanga la camisa blanca, sin la chaqueta, con el puño apretado, como si fuera a enfrenar a su único adversario, el candidato oficialista, o “esperar que llegue este para noquearlo”.
Abel Martínez, candidato opositor, PLD
Expresión lingüística.
Acto de habla | Contexto elctoral | Tipo de acto | Intención comunicativa del político |
Aguanta, ya falta poco | Agresión por el alto costo de los alimentos y los servicios de salud. Baja popularidad. | Imperativo y predictivo
|
Fustiga al presidente como un verdugo que azota al pueblo, incapaz de resolver los problemas de bajar el costo de la comida y mejorar los servicios de salud |
Albel Martínez, Presidente, PLD | Protagonismo del expresidente Medina que opaca su liderazgo | Abel Martínez(PLD) muestra su deseo: Quiero ser presidente.
|
Dirigido a los peledeistas, donde el transfuguismos ha estado a la orden del día. |
Expresión visual
En el primer acto comunicativo, con gestos soberbios, Martínez se enuncia como el héroe batallador que vendrá a liberar a este pueblo encadenado, que sufre el “martirio” que lo sometido su verdugo: el gobierno de Luis Abinader. La gorra en la cabeza y apuntando con el dedo índice, señala el camino del líder mesiánico, con el erotismo y la valentía del macho tradicional, dispuesto a jugársela para salvar al pueblo del yugo. En el segundo acto, posa como un galán y una media sonrisa estereotipada, mirando hacia el futuro.
En definitiva, los candidatos opositores coinciden en mostrar la falta de autoridad de Luis Abinader para encarar los problemas nacionales, especialmente, el alto costo de la vida desde formas tradicionales de gobernar. Hay un descontento juvenil que se siente y que es aprovechado por estos líderes. De acuerdo a los resultados de la encuesta de Grennberg-Diario Libre, la gestión de Fernández tiene mejor percepción entre los jóvenes, un 47%. Cierto es que Luis Abinader no ha logrado construir una minipoliarquía ética y eficiente que vigorice los cambios prometidos. La firma encuestadora Gallup recoge la información de que hay menos corrupción en su gestión que las anteriores; pero las hay, y no ha sido exitoso en el combate como esperaba la sociedad dominicana. Sin instituciones democráticas fuertes que garanticen el estado de derecho y la seguridad jurídica, el caos cundirá y arropará las buenas acciones que el gobierno ejecuta.
En concusión, subyace en la lectura de los carteles estudiado de los tres líderes una misma cultura electoral que fomenta la imagen de poder del liderazgo tradicional del hombre, en la que el Ejecutivo es el eje central de los destinos y bienestar de todos los dominicanos sin las instituciones. El candidato oficialista aventaja porque disfruta de una imagen pública de aceptación no contaminada de corrupción, como lucen los opositores que estuvieron en el poder. Ese es su capital político, que enrostra a los oponentes. Sin embargo, es predominante la visión del líder-héroe, un clásico, que pide el voto para seguir salvando el país de “las mafias”; y por otro lado, la oposición, lucha para echarlo del poder y la reapertura de las gestiones pasadas.