Las cabañuelas no son más que predicciones en base a la experiencias de los agricultores dominicanos, que estiman los meses que van a ser lluviosos en función de la frecuencia de lluvias en los primeros 12 días del mes de enero.
Así se piensa que va a ser durante los doce meses del año, por lo que el primer mes o sea enero está representado por el primer día del año, febrero por el segundo día de enero hasta llegar al 12 que va a representar a diciembre.
Estas referencias los han utilizado los agricultores para planificar las siembras de cultivos, sobre todo de ciclo corto.
Siendo así y atendiendo a las estimaciones de la Oficina Nacional de Meteorología, en los primeros 12 días del mes de enero 2022, sobre todo para la región norte del país, que es donde se produce gran parte de los productos agrícolas de la Republica Dominicana, los meses que tendrán mayores lluvias van a ser el mes 5 o sea mayo (llovió el 5 de enero), así como septiembre (9 de enero posibilidades de lluvias de un 49%) , octubre (10 de enero posibilidades de lluvias de un 39%), noviembre (11 de enero posibilidades de lluvias de un 41%) y diciembre (12 de enero posibilidades de lluvias de un 69%).
Pero resulta, podemos decir que en los últimos 30 años, los cambios climáticos han hecho cambiar significativa los ciclos de lluvias, a partir de lo que se ha denominado el fenómeno del niño y de la niña.
El fenómeno del niño significa sequia por tiempo prologando, derivado de las fluctuaciones de las temperaturas en la parte central y oriental del pacifico ecuatorial, a partir del calentamiento de la atmósfera.
El fenómeno de la niña es todo lo contrario, es decir abundantes lluvias por tiempo prolongado, derivado del calentamiento de la atmósfera.
Es por eso que, ante estos fenómenos atmosféricos, meses que tradicionalmente eran de lluvias como el caso de mayo según las experiencias del mes de mayo, el año pasado 2021, fue relativamente de sequía; mientras que los meses de junio y julio que por ser meses de verano tenían menos frecuencias de lluvias en ese año sucedió todo lo contrario.
Otro fenómeno que podemos observar a partir de los cambios climáticos es el comportamiento de la floresta, por ejemplo, las amapolas antes comenzaban a florecer cuando se acercaba la primavera, entre febrero y marzo, ahora comienzan a florecer desde el mes de diciembre o que la producción de cacao cuyo ciclo de producción, de forma natural, va desde diciembre a abril, para el año pasado se prolongó hasta el mes de julio.
Indiscutiblemente los cambios climáticos generan problemas en la producción de distintos productos agrícolas que se traduce a fin de cuentas en problemas de abastecimiento para el consumo, lo que genera inestabilidad de los precios que afecta tanto a productores como a los consumidores.
Pero también los cambios climáticos ponen en riesgo la vida de personas, por lo inesperado, como se producen actualmente los fenómenos naturales, cuando los países y comunidades no lo están esperando. Por ejemplo, en Alemania, Bélgica, China, Tailandia, Brasil, entre otros, hubo inundaciones que produjeron grandes estragos en términos de vida humana, familias desplazadas y pérdidas económicas de miles de millones de dólares.
En conclusión, a partir de estos fenómenos naturales, que son inevitables, la alternativa es que los países rediseñen sus políticas de gestión de riesgo ante desastres, pero también que, así como se estableció en las cumbres de Kioto y de Paris haya mayores compromisos, sobre todo de las principales potencias del mundo, para reducir la producción de residuos solidos y líquidos que aumentan el efecto invernadero, responsables del calentamiento global y del descontrol de la atmósfera y del clima.