Me gustaría descansar y aliviarme, encontrar
horas de tranquilidad escuchando la sinfonía
de los pájaros alrededor del gran árbol donde
se desplazan para descansar al atardecer
en el centro de la ciudad. ¿Puedo volver allí
también, después de un día lleno de angustia
por mis alumnos, mis colegas, mi país?
Para jugar con mis hijos y llenar el árbol
con nuestros gritos de alegría, aunque
en muchas partes del mundo los sobrevivientes
de catástrofes, terremotos, huracanes, guerras,
estén durmiendo en algún lugar, ya sea al aire libre
o en iglesias que han permanecido intactas,
o en un país vecino aún abierto a los refugiados?