En materia de atractivos turísticos, a todo se le puede sacar provecho, como convertir la basura callejera en un buen atractivo, haciendo que nuestros diez millones de visitantes paseen por las calles y avenidas de nuestras ciudades y se tomen fotos en los basureros, acompañados de los orgullosos dominicanos de pura cepa, pa que lo sepan. Y si se les pega el dengue, la rabia o cualquier otra cosa contagiosa, se llevan un recuerdo inolvidable de este bello país asqueroso, donde la gente es alegre y feliz, con “gobiernos” municipales (así, entrecomillados) que  no cumplen su misión más elemental, aunque se les paga para que la recojan todos los días.