“La ciencia crece a partir del conocimiento común y le rebasa con su crecimiento de hecho, la investigación científica empieza en el lugar mismo en que la experiencia y el conocimiento ordinario dejan de resolver problemas o hasta de plantearlos”. (Mario Bunge).
Este artículo se lo dedicamos a Bernardo Vega, el más arduo trabajador intelectual. Cuando no hablábamos de la Ciencia de la Complejidad ya él la asumía en su praxis social. Un intelectual con expresión viva de hombre de Estado.
Sujeto y objeto, que en gran medida cobra cuerpo a través de la realidad y el conocimiento, en esa complejidad de la asunción real de la realidad, transitan un saber cotidiano que no necesariamente hace ciencia y un saber científico que asimila los saberes, incorporándolos en un todo trascendido para la dimensión de un nuevo pensamiento del sujeto al aprehender al objeto en toda su dimensión.
El ser humano en su praxis social bosqueja y desbloquea, al final, todo obstáculo, a través del conocer, generando información, datos, que permiten realizar diagnósticos, tendencias y perspectivas de un hecho, de un fenómeno determinado. Como nos dice Elssy Bonilla en su libro de investigación social, la investigación científica “es un proceso ordenado y sistemático de indagación en el cual, mediante la aplicación rigurosa de un conjunto de métodos y criterios, se persigue el estudio, análisis o indagación en torno a un asunto o tema, con el objetivo subsecuente de aumentar, ampliar o desarrollar el conocimiento que se tiene de este”.
Una encuesta no escapa a la dimensión de esta definición. De ahí que la ciencia sirve de cimiento para el ser humano operar, instrumentalizar una práctica determinada. Como nos señalaba el gran revolucionario ruso Lenin “La teoría sin la práctica es estéril, la práctica sin la teoría es ciega”. Las encuestas constituyen hoy en día el más amplio soporte para adentrarnos a una realidad que queremos conocer previamente, antes del carácter decisional, accionar que entraña, que comporta de manera ineludible.
Desconocer las encuestas en su valor procesal, metodológico, competiciones, es la más clara obviedad de la vacuidad, como si el simple optimismo de la voluntad se sobredimensionara sobre el optimismo de la inteligencia. El quid pro quo de toda actividad científica y de la vida misma es la ética. La ética en la investigación sinergiza el conjunto de la objetividad, de la pertinencia, de la validez, de la confiabilidad, de las técnicas y sus procedimientos y de las cualidades de su protocolo.
En julio de 2020 visibilizamos, publicamos y difundimos 27 firmas encuestadoras que realizaron 43 encuestas. Más de 10 firmas parecieron no medir la realidad política electoral en aquel momento. Sus niveles de confianza desbordaron los parámetros establecidos y los sesgos de la desviación, en el error muestral y los niveles de confianza, derivando en la construcción de hipótesis: falta de ética profesional, ora por dinero ora por conflictos de intereses.
Hoy, 27 de mayo de 2024, registramos 43 encuestas desde el mes de octubre de 2023 hasta el 10 de mayo de 2024. Transcurrieron 8 meses. Tiempo para ir midiendo, cuasi como un termómetro, como variaban las percepciones a nivel electoral y las percepciones en los principales problemas que el dominicano identificaba y al mismo tiempo jerarquizaba. Se infiere, por los resultados obtenidos en las elecciones del 19 de mayo, que los problemas no necesariamente determinan X o Y elección. No opera la selección para un candidato de manera meridiana, aritmética. Hay muchos factores: emocional, sentimental y racional, incluyendo la confianza, la credibilidad y la crisis de los partidos y del liderazgo.
Nos adentramos ahora a las 13 encuestas que se realizaron más recientes de las elecciones, donde vemos su desviación, esto es por encima de + – 3 y los niveles de confianza de las 4 que más acertaron. Veamos los siguientes cuadros:
La firma que en esta oportunidad más acertó con respecto a la puntuación del candidato ganador fue Mark Penn/Stawell, que dijo: 57 y Luis Abinader obtuvo 57.45, para una desviación de tan solo 0.16, logrando un altísimo nivel de confianza de 99.84. Greenberg, le sigue, quien pronosticó: 58, para una desviación de solo 0.55 y un nivel de confianza de 99.16. Gallup/RCC Media vaticinó: 60, para una desviación de 2.55, estando dentro de los límites del error muestral, teniendo un nivel de confianza de 97.16. ACD Media estableció en su última encuesta: 62.3, para una diferencia de -4.84, sin embargo, obteniendo un nivel de confianza de 95.16.
Horizon Research, Dick Morris, Global Trent, por sus resultados, nos llaman la atención. Las tres señalaban que había segunda vuelta, sobrepasando ostensiblemente los niveles de confianza en toda encuesta realizada con competencia y en el error muestral, que desbordan sus propios estudios de manera negativa, desconfigurándonos el cerebro de la realidad electoral. Global Trent dijo 41 para Abinader, con una desviación de -16.45 (un error muestral de 13 y los niveles de confianza fuera de todo estudio de esta naturaleza: 83.55, cuando tenía en su ficha técnica 95). Dick Morris dijo 45 para Abinader, con una diferencia de -12.45 y Horizon señaló: 48.9, con una diferencia de -8.55; trastocando el nivel de confianza y el error muestral que amerita todo estudio de opinión.
La producción del conocimiento significa siempre un abordaje científico con la realidad, más allá de un saber doxa (apariencial) para adentrarnos en el saber episteme (verdadero). Solo así podemos transformar para alcanzar una sociedad más justa. El conocimiento de la realidad debe auspiciar trascender lo axiológico. Que como nos decía ese eminente intelectual Robert Oppenheimer “Investigar significa pagar la entrada por adelantado y entrar sin saber lo que se va ver”.