No me encontrarás muerto en vida.
No voy a caer ante la sirena de la pereza: que tengo
bastantes años y no puedo bailar más entre mis lenguas.

Sigo caminando
hacia los diez mil pasos.

Y siguen
brotando pelos negros en mi cabeza.

Y si no, dejen que los canosos
despierten y la muchedumbre
empiece a olvidar lo que sucedió
en la tierra hace un tiempo porque
recordaré todo en mis versos
que volverán a estar escritos
cada día en el cuaderno.