Recientemente, el expresidente de Uruguay, Pepe Mujica, dijo que solo un candidato peronista podía postularse a la Presidencia siendo ministro de Economía en medio de una gran inflación. Pues no solo se postuló. Sergio Massa obtuvo el primer lugar con 36.7% de los votos en las elecciones de Argentina del pasado domingo 22 de octubre.
Su principal contrincante, el controversial y excéntrico ultraderechista Javier Milei, presentado como favorito para ganar, obtuvo 30%, a pesar de haber superado a Massa en las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del pasado 13 de agosto, cuando obtuvo 29.9%. Milei prácticamente no subió entre esas dos elecciones, a pesar de haber dominado el escenario político con sus polémicas propuestas de eliminar subsidios, dolarizar la economía y cerrar instituciones públicas.
Ante el desencanto político que impera en muchos países, la promesa de arrasar con todo tiene acogida en segmentos de la ciudadanía. Pero a la vez, las experiencias con Donald Trump y Jair Bolsonaro sirven de precaución. El radicalismo de derecha no ha resuelto la mayoría de los problemas, aunque sus figuras prominentes logren una base de apoyo fanática y leal, más por el estilo estridente que por las políticas públicas.
El peronismo, que desde su formación hace 80 años se ha reconfigurado varias veces, fue a estas elecciones con la candidatura de Massa, mientras Juan Schiaretti, gobernador de la provincia de Córdoba, participó como peronista no kirchnerista y obtuvo 6.8% de los votos. Patricia Bullrich de la derecha tradicional obtuvo 23.8%, mientras Myriam Bregman de izquierda 2.7%.
Vale notar que ningún candidato participó con la insignia de un partido político tradicional, sino con nombres de coaliciones temáticas: Messa por Unión por la Patria, Milei por La Libertad Avanza, Bullrich por Juntos por el Cambio, Schiaretti por Hacemos por Nuestro País, y Bregman por Frente de Izquierda.
Ningún candidato obtuvo el porcentaje requerido para ganar en primera vuelta (45% o más de 40% con 10% por encima del segundo). En la segunda vuelta del próximo 19 de noviembre se enfrentarán Massa y Milei.
El poco crecimiento de Milei entre las elecciones PASO de agosto y la primera vuelta de octubre sugiere un camino difícil hacia el triunfo, a menos que la derecha que votó por Bullrich se decante mayoritariamente por Milei. Pero, aunque ambos grupos son de derecha, unos van por el estatus-quo y el otro ofrece la transformación radical.
Argentina enfrenta serios problemas económicos: alta inflación, fuerte devaluación del peso, deuda externa en niveles de alto riesgo y aumento de la pobreza. Solo el peronismo en sus diferentes encarnaciones ha logrado gobernar Argentina con cierta estabilidad en los últimos 40 años, pero ahora presenta signos de agotamiento.
La crisis económica actual ha surgido bajo su mandato, a diferencia de las anteriores que se produjeron en gobiernos de la Unión Cívica Radical (UCR), cuando el peronismo apareció como el salvador con Carlos Menem en 1989 y Néstor Kirchner en el 2003.
Vicisitudes hay, y ahora se enfrentarán cara a cara el miedo a la radicalidad de la ultraderecha y la rabia contra el estatus-quo.