Donald Trump y Vladimir Putin sorprenden a Europa con un plan de paz para Ucrania, sin avisar previamente al país involucrado ni a sus aliados en el Viejo Continente, al tiempo que Washington remarca concesiones tempranas para el impulsor del conflicto. La nueva postura de EE. UU. frente a esta guerra también parece mostrar una posición de mayor riesgo para la seguridad europea.
Para Ucrania -blanco de la guerra del Kremlin que por años ha enfrentado en el tablero geopolítico a EE. UU. y la Unión Europea con Rusia– hoy también soplan vientos amenazantes desde Occidente, hasta ahora su mayor aliado.
Donald Trump, con menos de un mes de haber regresado a la Casa Blanca, vuelve a poner en relieve un peculiar acercamiento entre Washington y Moscú mediante su afinidad con el líder ruso, Vladimir Putin. Una relación que ya despertó suspicacia desde el pasado mandato del republicano, pero que ahora hace tambalear la sincronía entre los aliados occidentales frente a una de las mayores preocupaciones de seguridad: la invasión de Moscú a Ucrania.
Trump, que desde su pasada campaña a la Presidencia de Estados Unidos, prometió acabar rápidamente con la guerra en Ucrania, empieza a concretar sus pasos, pero con un enfoque que apunta a reestructurar las bases de la OTAN, creada después de la Segunda Guerra Mundial para proteger a Europa occidental del bloque soviético.
Una postura con la que, además, busca desvincular los compromisos históricos de la primera potencia con la seguridad europea. Trump parece dar la espalda a Europa, mientras tiende la mano a Rusia.
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¿En qué posición quedan Ucrania y Europa frente al vínculo Trump-Putin 2.0? A continuación, los lineamientos de las posturas del republicano que esbozan una nueva realidad en materia de seguridad tras décadas de alianza a los dos lados del Atlántico.
¿Negociación sobre Ucrania sin Ucrania y Europa?
La declaración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el 12 de febrero, con la que anunció que comenzaría "inmediatamente" conversaciones con Putin para acabar la guerra en Ucrania dejó a los aliados de Kiev en estado de shock, ante la falta de inclusión del país invadido y sus socios europeos antes de asegurar cualquier tipo de negociación sobre el mayor conflicto en el Viejo Continente desde la Segunda Guerra Mundial.
Trump señaló en su mensaje que empezaría por informar al respecto al mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, pero sin haberlo incluido antes como elemento prioritario en esa conversación.
“Como ambos acordamos, queremos detener las millones de muertes que están ocurriendo en la guerra con Rusia/Ucrania. El presidente Putin incluso utilizó mi fuerte lema de campaña: “sentido común”. Ambos creemos firmemente en ello. Acordamos trabajar juntos, muy estrechamente, incluso visitando los respectivos países. También hemos acordado que nuestros respectivos equipos inicien las negociaciones de inmediato, y comenzaremos llamando al presidente Zelenski de Ucrania para informarle de la conversación, algo que haré ahora mismo”, afirmó Trump en un mensaje a través de su red Truth Social, en el que también expuso sus elogios hacia Vladimir Putin.
Como era de esperarse, desde Europa surgió una avalancha de declaraciones de líderes en contra de una negociación Washington-Moscú, sin las otras dos partes directamente involucradas. Zelenski aseguró que no aceptará ninguna negociación sobre Ucrania que no incluya a su país y los gobiernos europeos también exigieron un lugar en la mesa.
Pero las recientes afirmaciones de la Administración estadounidense despiertan incertidumbre sobre hasta qué punto contarán las posturas de Kiev y Europa.
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Las tempranas concesiones de Trump a Putin
Contrario a lo que suele ocurrir en una negociación, antes de iniciar o de al menos ser anunciada, el Gobierno de Donald Trump ya señalaba públicamente las concesiones que haría frente a Rusia, en concordancia con las exigencias y ambiciones que Putin ha expuesto en el pasado.
"Debemos empezar por reconocer que volver a las fronteras de Ucrania anteriores a 2014 es un objetivo poco realista"
Horas antes del mensaje de Trump, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, fue el primero en divulgar la posición de Washington en una reunión en la sede de la OTAN en Bruselas. Hegseth sostuvo a sus homólogos que Zelenski no tenía ninguna posibilidad de lograr su objetivo de expulsar a las fuerzas rusas de Crimea ni del este del país y devolver a Ucrania a sus fronteras anteriores a 2014.
“Debemos empezar por reconocer que volver a las fronteras de Ucrania anteriores a 2014 es un objetivo poco realista (…) Perseguir este objetivo ilusorio solo prolongará la guerra y causará más sufrimiento”, añadió, aunque esto podría interpretarse como un reconocimiento efectivo de la anexión de Crimea y grandes partes del Donbass por parte de Rusia”, señaló el secretario de Defensa de EE. UU., esbozando de entrada una posición para la posible mesa de negociación, pero desde ya sin mucho margen de maniobra con respecto a las aspiraciones del país atacado.
Esa postura va en línea con las exigencias que el hombre que ordenó la invasión expuso en junio de 2024. Entonces, el líder del Kremlin pidió a Kiev el retiro de su Ejército de todos los territorios ucranianos que Moscú se ha anexado en la guerra en curso: Donetsk y Lugansk, en el este, y Jersón y Zaporizhia, en el sur. Por tanto, exigió al país invadido que reconozca la "soberanía" rusa sobre esas regiones.
Además, reclamó que la nación dirigida por Volodímir Zelenski desista del proceso para adherir esa república a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
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Ucrania rechazó tajantemente las exigencias rusas, aunque tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, que prometió retirar la ayuda a Kiev a cambio de forzarlo a una negociación, Zelenski se ha mostrado abierto al eventual diálogo.
En su estrategia, Zelenski también ha ofrecido beneficios a Donald Trump en materia económica, a través de los recursos minerales y cuantiosos contratos de reconstrucción de empresas estadounidenses en suelo ucraniano, como moneda de cambio para mantener el respaldo económico y en armas de Washington.Todo con el fin de llegar a una negociación con una posición fortalecida de su Ejército en el campo de batalla. Trump se ha mostrado ansioso frente a ese acuerdo con el que, aseguró, busca “recuperar” el dinero de EE. UU. invertido en la defensa de la nación europea. Sin embargo, en simultáneo, no deja de lado sus concesiones frente al líder ruso.
Rusia, que ha ido ganando terreno en el frente de guerra, queda así en una postura de mayor poder: sigue dispuesta a aprovechar su ventaja, mientras exige a Kiev que ceda más territorio y sea desmilitarizada efectivamente como parte de un eventual acuerdo.
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EE. UU.-Europa, el anunciado quiebre de una política de seguridad transatlántica
Kiev ha dejado claro que solo lograría la paz mediante “sólidas garantías de seguridad”, pero Hegseth descartó la adhesión de Ucrania a la OTAN. En lugar de ello, la calma tendría que ser asegurada por “tropas europeas y no europeas capaces” sin depender del respaldo de Estados Unidos.
En este sentido, cualquier Ejército europeo que eventualmente termine desplegado en Ucrania no estaría cubierto por parte de una misión de la OTAN ni por la garantía del Artículo 5 de la alianza, según subrayó Hegseth, lo que significa que en efecto quedarían en manos solo de la ayuda de los Estados participantes.
"Estados Unidos está dando prioridad a la disuasión de la guerra con China en el Pacífico"
En esta línea, el secretario de Defensa subrayó que Washington se desvinculará de sus compromisos con la seguridad europea, renunciando al papel histórico que ha desempeñado desde el final de la Segunda Guerra Mundial y estableciendo una visión clara en la que los gobiernos europeos tendrán la responsabilidad principal de su propia defensa, así como de la de Ucrania.
Hegseth aseguró que el alejamiento de EE. UU. de Europa es necesario debido a que su país “enfrenta amenazas importantes”, mientras se encuentra centrado en la seguridad fronteriza.
“También nos enfrentamos a un competidor similar en la China comunista” capaz de amenazar al continente americano y a los “intereses nacionales fundamentales en el Indo-Pacífico”, añadió como otra de sus prioridades, no la defensa de sus aliados europeos, como ha primado durante décadas de Administraciones, tanto del Partido Demócrata, como del Republicano.
“Estados Unidos está dando prioridad a la disuasión de la guerra con China en el Pacífico, reconociendo la realidad de la escasez y haciendo concesiones en materia de recursos para garantizar que la disuasión no fracase. A medida que Estados Unidos centra su atención en estas amenazas, los aliados europeos deben tomar la iniciativa”, añadió.
La posición de Hegseth refleja las prioridades reiteradas por el presidente estadounidense de que Europa debe aumentar los presupuestos de defensa y contribuir a su propia seguridad.
El artículo 5 de la OTAN establece que si un Estado miembro es atacado, los demás deben estar preparados para acudir en su ayuda. Solo se ha invocado una vez en la historia de la alianza, en los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Hegseth también enfatizó que la Administración Trump busca que los aliados de la OTAN gasten el 5% de su PIB en defensa y elogió a Polonia por alcanzar ese nivel.
Pero ¿está Europa preparada para asumir su seguridad y la de Ucrania sin EE. UU.? No lo está, según señaló Zelenski a principios de esta semana durante una extensa entrevista con el diario británico ‘The Guardian’, en la que señaló que Europa no puede ofrecer garantías de seguridad resilientes a Kiev sin la participación de Washington.
“Las garantías de seguridad sin Estados Unidos no son reales”, afirmó.
Una fuerza de disuasión multinacional con base en Ucrania después de un alto el fuego necesitaría tener entre 100.000 y 150.000 efectivos, sostuvo Zelenski, aunque esa cifra sería mucho menor que las más de 600.000 tropas rusas en la Ucrania ocupada.
Dado que muchos ejércitos europeos, incluido el del Reino Unido, enfrentan dificultades de reclutamiento, no está claro si sería posible constituir una fuerza de ese tamaño sin la participación de la primera potencia.
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¿Qué opciones le quedan a Europa en materia de seguridad?
Los anuncios de Donald Trump y su secretario de Defensa esbozan una nueva realidad en defensa transatlántica, cuya relación podría entrar en un periodo de profunda crisis y potencial colapso.
Es posible que Europa responda con un tipo de poder colectivo en materia de defensa, inspirada en acciones conjuntas como las que demostró en las crisis de la eurozona y de la pandemia del Covid-19.
El continente podría enfrentarse con éxito a Estados Unidos si sabe pilotear las amenazas o acciones anunciadas.
Algunos analistas señalan que ante ese escenario, podría surgir una defensa común de la UE –reforzada por el denominado Escudo Celeste Europeo, el Futuro Sistema Aéreo de Combate y el Sistema Principal de Combate Terrestre– e incluso podría diseñarse una disuasión nuclear europea.
Ben Tonra, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad de Dublí, señala que países como Reino Unido, Francia, Alemania y, especialmente, Polonia pueden estar a la altura de las circunstancias y crear una audaz coalición, en una especie de Euro-OTAN o una UE+Comunidad Política Europea (CPE), capaz de forjar la voluntad necesaria y desplegar los recursos requeridos para frustrar el imperialismo ruso y el aventurerismo chino a través de Corea del Norte.
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Con Reuters, AP y medios locales